Los primeros dibujos que llevé a la Editorial eran puro estilo Tintin. Naturalmente me hicieron cambiar rápido. La ¨línea clara”, como se denominaba entonces, no tiene ningún futuro, me advirtieron, al menos en esta casa. Después me pasé a Uderzo, ya gustaba más pero… Al final me propusieron directamente que eligiera entre dos estilos: Ibáñez o Escobar. A mí, el estilo con el que me sentía más cómodo era Vázquez. Quizás por eso me propusieron que entintara por un tiempo sus páginas. Ahí comenzó una cortísima pero muy fecunda relación, unos pocos meses, donde entinté algunas Hermanas Gilda, Abuelitas Paz y algún Anacleto. Me impresionó profundamente la manera de trabajar de Vázquez y naturalmente me marcó para siempre.
En esta época estaba yo estaba dirigido por Jordi Bayona, extraordinario redactor, junto Julio Fernandez, Perich y Turnes. Bayona concibió y dirigió, para mí, la mejor revista Bruguera: “Gran Pulgarcito” en su primera época, donde apareció lo mejor de Ibañez, Raf, Segura, Figueras, etc.
4.- ¿Cómo fue la convivencia con autores de la talla de Escobar, Raf, Vázquez, Segura…guionistas como Jaume Ribera, Jesús de Cos, Ratera…, y el resto del personal, como Julia Galán, Ana María Palé, Rafael González?
Una anécdota: cuando ya era muy mayor y seguía trabajando como una máquina, me llamó una tarde; estaba intrigado, había visto unas páginas mías en la Editorial, y me preguntó qué clase de papel utilizaba, dónde lo compraba y a qué precio salía por hoja. La información que le di confirmó sus sospechas, el mío salía más barato.
Otra, cuando yo estudiaba en la Universidad, me ayudó con información, material y una exhaustiva entrevista en su estudio, para un trabajo que realicé sobre el Dibujo Animado español de la primera mitad del siglo XX, del que él formó parte de una manera decisiva.
Raf un genio del dibujo y un gran amigo. Personaje vehemente, explosivo, buena persona, el centro de todos los debates, y un tipo elegante. Gran parte de Sir Tim O´Theo, sin duda, estaba dentro de él.
Vázquez era el genio salvaje. No sabías dónde acababa la persona y comenzaba el personaje, o si todo era lo mismo. En mi opinión revolucionó el mundo del cómic, con pequeños cambios, en la construcción de las páginas, en los guiones, en los “bocadillos”, que poco a poco se fueron imponiendo .
Segura, el hombre tranquilo, amable, cerrado, reservado, tímido, gran profesional, eternamente moderno en su dibujo.
Jaume Ribera, Andreu Martín, Jesús de Cos, Ratera, fueron el aire fresco en el mundo del guión, un humor de colores y más desvergonzado, y no lo tenían fácil, después de Turnes, Matias Guiu, Perich, Julio Fernández, etc.
Ana María Palé junto a Mercedes Blanco y Montse Vives, representaban el impulso joven, energía, aires europeos, conocían bien el mundo más allá de las fronteras.
Julia Galán una buena gestora, simpática, vehemente y siempre cómplice de los dibujantes.
Rafael González, el gran jefe, el hombre impasible, el que nunca miraba a los ojos, el hombre del traje gris que dirigía desde el centro de la redacción en su cápsula de cristal con mano de hierro. Perich lo llamaba Dios. Vázquez lo llamaba de todo. Tuve unos tres encuentros con él, impresionantes, uno de ellos con una colosal bronca que me acojonó: yo había insinuado, más que pedido, la posibilidad de colaborar a la vez en otra editorial, “¿Pero usted dónde cree que está?” Fue la primera frase…A raíz de esto me obligaron prácticamente a firmar un contrato de exclusiva, que más adelante, cuando vino la crisis, fue papel mojado.
Armando Matías Guiu, Julio Fernández… ¿Hay alguna anécdota simpática relativa a estos artífices del tebeo patrio?
Matías Guiu era literalmente un todo-terreno, infinidad de facetas y todas resueltas con gran profesionalidad: periodista, autor teatral, guionista de radio, crítico musical de “Lecturas”, novelista, redactor, etc. Teníamos unas larguísimas conversaciones hablando de todo, durante la entrega de páginas. Podía ser irónico hasta llegar al sarcasmo, o muy próximo, tierno y poético contando sus historias…Me impresionaron sus recuerdos de la guerra civil vividos en Granollers. También las anécdotas que contaba sobre los famosos de la época que él conocía perfectamente. .. aunque de repente se ponía serio y comenzaba a hablar de trabajo… Era bastante exigente y minucioso en los guiones. Aprendí mucho de él. En los guiones buscaba más la sonrisa que la risa, aunque si se conseguían las dos cosas, ya era perfecto. Cada viñeta debía tener algún sentido en sí misma, a parte de formar parte de la historia…
Julio Fernández era un riojano instalado en Barcelona, que nunca olvidó el espíritu de su tierra. Alegre, elegante y bon vivant, mejor persona, exboxeador, guionista, redactor, novelista… Era el organizador y centro y el corazón de los almuerzos que realizábamos todos los miércoles. Eternamente optimista, era siempre el contrapunto de los eternamente pesimistas de la mesa, los del lado oscuro… La discusión ya comenzaba sobre si había de hacer un aperitivo antes de la comida o no. Naturalmente Julio era el defensor del aperitivo, había que vivir bien, disfrutar de la vida , del momento momento…¿por qué no un vinillo, unas aceitunas o unos calamarcitos?
Las parejas de hombres
Quizás en un principio sí, pero debido al éxito editorial y de la gran cantidad de revistas que se editaban, la verdad es rápidamente ya era lo mismo, e incluso intercambiable. Lógicamente, en la revista ZIPI y ZAPE, la mayoría de personajes eran niños, pero el tipo de humor y, sobre todo, el estilo de dibujo, era prácticamente el mismo. Había en las “alturas” un rechazo casi visceral a cualquier innovación de la fórmula que tanto éxito había dado, y fueron raros los casos ,“la Gorda de las Galaxias”, por ejemplo, que se permitió “barra libre”.
Así que todos los personajes han sido queridos. Si bien es verdad que Segis y Olivio eran los personajes donde me encontraba más cómodo, tanto a la hora de escribir los guiones como de dibujar. Los Cinco Amiguetes también, era un “remake” de mi infancia, con mi pandilla. Angel, era alter ego. Piluca era mi hija Nuria, que por cierto, no me dejaron dejarle el mismo nombre porque sonaba demasiado catalán, aunque poco después apareció la estupenda Montse, la amiga de los animales, que creo que era la propia hija de Enrich…El Hotel Mediaestrella y Vicente el dependiente era un intento de humor “made in Ibáñez”, donde me lo pasé muy bien…
Todo Smith, todo Cifré, Jorge, Vázquez, Raf, Peñarroya, Conti, Escobar, Figueras… De Ibáñez, 13 Rue del Percebe, Rompetechos, Pepe Gotera y, desde luego, Mortadelo y Filemón.
Pero había más influencias, por supuesto. Yo, por mi parte, cada semana iba a la Librería Francesa y me compraba los últimos álbumes de la gente que más me gustaba. También la revista americana MAD, con una pléyade de dibujantes insuperable.
Por la mañana ya podías encontrar en el bar de la esquina tomando el primer café, justo antes de entrar a la Editorial, a Escobar con su eterna pipa, a Raf discutiendo con alguien, Ibáñez con su eterna sonrisa y su peculiar manera de hablar tan compulsiva, Gosset un poco cohibido, Carrillo con su verborrea, Jaume Ribera con sus frases irónicas a derecha e izquierda , Vázquez con su barriga enorme y sus tirantes hablando de lo mucho que quería al jefe… Después la entrada a la Editorial, todos en la sala esperando la salida de los redactores para la entrega de páginas, muchas discusiones, coñas y otras cosas, pero buen rollo en general. Se quedaba para comer, quien quería, claro…ya he contado algo de esas comidas. Normalmente todos tomábamos menú…excepto Ibañez, que más de una vez pedía la carta, unas gambitas a la plancha y cosas así. Coña entre el personal: “¡Claro, como tú cobras más!”… Se hablaba absolutamente de todo, fútbol, mujeres, política, del jefe, de las depresiones, de las vacaciones, de cómo suicidarse , de dinero, para volver al fútbol…
14.- ¿Cómo vivió usted el cierre de la mítica Bruguera? ¿Qué recuerdos guarda de aquel momento de mediados de los 80?
Sin embargo Matías Guiu tuvo razón. Cuando al año y pico Ediciones B compró Bruguera, lo primero que hizo fue llamarnos y pagar todo lo que se nos debía.
Naturalmente que me hubiera gustado seguir con mis personajes, que tenían mucho que evolucionar. Me pidieron otros nuevos, y ahí nacieron Piluca, Angel, Pablito, Historias del Compac Disc, Obseso Pisafondo y algún otro.
Y justo ahora, y a propósito de esto, me viene a la mente la única conversación que tuve con Peñarroya. Observando unas páginas mías, ya percibió ciertas influencias de “fuera” y me comentó: “Ah, qué suerte tenéis los jóvenes de ahora, en nuestra época, los dibujantes de la posguerra, no teníamos dónde mirar, no había nada, sólo nosotros, y nosotros tuvimos que inventarlo todo”.
Respecto a la Editorial jamás puso pegas, excepto cuando comencé a recortar y pegar fotos de color en mis páginas como fondos o posters. Por lo visto había dificultades técnicas para reproducirlo.
Yo también lo pensaba, claro, a la larga sólo fue cierto la primera parte de la sentencia. Desde el traumático cierre de Bruguera, ya nunca volvió a ser lo mismo.
El cierre de las revistas fue durísimo.
Afortunadamente, un compañero de generación, Essegé, me propuso entrar en el mundo de la Animación del que yo no tenía ni idea, excepto aquel trabajo universitario que había hecho muchos años atrás asesorado por Escobar.
Y comencé a trabajar en la realización de storyboards para series de dibujos animados.
Un mundo bien diferente, con equipos muy grandes de gente, globalizado, trabajo tipo cadena, totalmente anónimo. Aunque igualmente creativo. De hecho, el que hace el storyboard es el virtual realizador de la película, pues es el que “pone” la cámara en cada plano. De todas maneras, poco que ver con el mundo del tebeo.
Yo, a pesar de todo, disfruté como nunca, aunque cada semana, después de entregar pensaba lo mismo: la semana que viene tengo que hacerlo mejor…pero no había tiempo nunca, las entregas eran tan continuadas y había que hacer tantas páginas, entre 30 y 40 al mes, que siempre había que buscar temas fáciles para salir del paso, y así…
Lo peor es constatar la gente que falta, siempre se van a echar de menos, aunque afortunadamente, su alegre espíritu sigue corriendo por las páginas que dibujaron.
Naturalmente que me gustaría volver al cómic y utilizar las nuevas herramientas que hoy existen y que son fantásticas, hace tiempo que le estoy dando vueltas.
En Francia, por ejemplo, si bien las revistas , como aquí, casi han desaparecido, con los álbumes hay un mercado importantísimo y fiel , una demanda continua, y esto permite una fluidez y una continuidad entre las viejas y nuevas generaciones que es realmente envidiable y lo que sería deseable para nuestro país. ¿Será posible algún día?
Y hasta aquí, amigos, nuestra entrevista con Jaume Rovira.
Esperamos que hayan disfrutado tanto leyéndola como nosotros realizándola. En todo caso, quiero darle las gracias una vez más al señor Rovira por su amabilidad, su atención y su generosidad a la hora de responder.