
El inicio no puede ser más trepidante. Un hipnotizador (Magín el Mago) caracterizado, como señala Miguel Fernández Soto en El mundo de Mortadelo y Filemón, con un atuendo folletinesco, acude a la sede del Banco Hipotecario y Exprimidor y se hace con la caja tras hipnotizar al vigilante nocturno. El villano, con rasgos que recuerdan a los que concibió Franquin para su serie Spirou, como el doctor Kilikil o Zorglub.
En estas primeras páginas asistimos a una escena ya clásica, bien recordada por los aficionados de la serie: el momento en que el hipnotizador hace creer al vigilante que es un cohete supersónico. La escena, narrada con mucho pulso, contiene un espléndido zoom de los ojos del mago, así como la inolvidable caracterización del hipnotizado, que habla con la letra “CH”, recurso utilizado por el autor para que el lector pueda distinguir en todo momento a los personajes que están bajo los efectos de la hipnosis. Lo ridículo de sus actuaciones subraya la comicidad de cada una de estas escenas.

La acción del tercer capítulo debió de transcurrir pocos minutos después que la del segundo, pues Magín sigue en casa del soplón Búfez. Unos cuantos altercados con el perro del vecino culminan con una delirante escena en la que el Súper, Mortadelo y Filemón son víctimas de

No es una casualidad decir que nuestros agentes se muestran más astutos en esta historieta que en otras ocasiones. Así, cuando van al Banco de Cincinatty (deducen con acierto que Magín está allí) proponen el uso de viseras para evitar la hipnosis. Como nuestro villano también es bastante astuto, solventa el problema utilizando un espejo. Pero como no hay que echar campanas al vuelo, Mortadelo se reafirma en su habitual estupidez cuando deja escapar a Magín, al que podía haber atrapado con facilidad en este episodio. El capítulo inaugura también el gag recurrente para las entradillas que quedan en la historieta: relativo a la llamada del Súper a nuestros agentes.
En el capítulo siguiente, nuestros agentes acuden a casa de Magín, no sin antes confundir su domicilio con el del Súper (favoreciendo así la aparición de la esposa del mismo, que difiere en su físico de la que veremos en Contrabando [1978] y la de El óscar del moro [1998] o Impeachment! [1999] , entre otras). Parece ser que Magín estaba esperando a nuestros agentes, pues le tiende varias trampas en las que estos caen e incluso usa una careta con la cara de Filemón que permite una escena con alguna analogía a la del espejo de la película Sopa de ganso (1933), dirigida por Leo McCarey y protagonizada por los Hermanos Marx.
A pesar de ir ganando, de momento, la partida, Magín decide hacerse presente en el domicilio de Mortadelo y Filemón para eliminarlos, siendo esta la primera aventura larga en que se sigue el esquema del villano que entra en la casa de los protagonistas o en la TIA para acabar recibiendo golpes sin que ellos se percaten. Esta situación volverá a darse en Los invasores (1974), Los gamberros (1978), Los bomberos (1978), El balón catastrófico (1982),Las tacillas volantes (1988), El señor Todoquisque (1992), 100 años de cómic (1996), El espeluznante doctor Bíchez (1996) y Venganza cincuentona (2007),entre otros, por lo que podemos decir que se trata de uno de los recursos favoritos del autor.

El noveno episodio es más superfluo en el desarrollo de la historia, con un Magín que no está para sutilezas (golpea a Filemón contra el suelo en lugar de hipnotizarle) y un Superintendente que recibe una paliza por parte de sus agentes, al confundirlo con el villano. El décimo episodio muestra que Mortadelo aún tiene iniciativas y que se toma relativamente en serio las misiones. Si ya en Chapeau el “Esmirriau” inventa un sombrero para contrarrestar el poder del de su enemigo, ahora hará lo propio con una percha agresiva que pretenderán introducir en el domicilio del villano. En estas primeras aventuras largas se observan vestigios de la época de “Agencia de Información”, en la que Mortadelo hacía las veces de inventor ocasional, antes de que el personaje del Bacterio obtuviera el monopolio.
Por supuesto, la primera víctima de la percha será un Súper especialmente directo y vehemente. Una confusión de perchas propiciará el chasco de nuestros agentes y el gag final. Como observó en una ocasión Miguel Fernández Soto, en este episodio se aprecia la labor de Martínez Osete más allá del entintado, ultimando detalles del original. Un ejemplo lo tenemos en la poco afortunada cara de Filemón en la segunda viñeta de la página 39. La labor de Martínez Osete se observa también en el tamaño de las manos y los dedos, acabando el trabajo del maestro; manos y dedos que resultan demasiado grandes, lo cual pasará factura en la versión animada de este episodio realizada por BRB Internacional.
En el último episodio observamos tal vez a un Ibáñez falto de ideas en cuanto al tema principal, pues ocupa casi dos páginas con la persecución del león que quiere devorar a nuestros agentes. Finalmente, Magín caerá en las redes de la justicia víctima de los efectos en Mortadelo y Filemón de su propia hipnosis. Nuestros agentes, creyéndose luchadores, hacen un nudo marinero con el cuerpo del Súper quien, tan poco comprensivo como siempre, no discierne que sus agentes están hipnotizados, dando lugar a un final algo precipitado y soso que, sin embargo, no desluce el resultado final del álbum. Dicho final resulta aún más incomprensible en su adaptación a dibujos animados por la BRB internacional (es el segundo capítulo), pues en el capítulo de televisión, el Súper ni siquiera resulta agredido por sus hombres.
Dada su condición de clásico, el álbum ha tenido una repercusión notable en los cómics de nuestros héroes. Así, Magín tiene un remedo en la aventura 100 años de cómic, aunque los resultados son menos halagüeños. En otros álbumes hemos encontrado personajes que han intentado adueñarse de la voluntad de los demás, siendo este el leiv motiv de la historia, como ocurre en Los kilociclos asesinos (1980), Las tacillas volantes o El trastomóvil (1996). Del mismo modo, Magín reaparece en Venganza cincuentona y tendrá un sosías no reconocido en la película de Miguel Bardem Mortadelo y Filemón: Misión salvar la tierra (2008).
La calidad del álbum y la época dorada para la serie en que fue concebido motivó su traducción a múltiples lenguas, llamándose Fauler Zauber mit den Augen! en Alemania; Contra Magin, o mago, en Brasil; Toto, de tovenaar, en Holanda; Fafa le fascinateur en Francia; etc. Unas más que merecidas ediciones extranjeras para uno de los mejores álbumes de la serie.