Empezaremos por el clásico de los clásicos de nuestras letras: Don Quijote de la Mancha, personaje creado por Miguel de Cervantes en 1605, que abrió las puertas a la novela moderna y que se convirtió en una de las creaciones literarias más grandes de todos los tiempos. Son varias las ocasiones en que Mortadelo se ha transfigurado en Don Quijote, pero por su relevancia mediática, así como por el hecho de ocupar un álbum entero, remitiremos a Mortadelo de la Mancha (2004):
Y en el mismo álbum no puede faltar el tercer gran mito de la novela: Dulcinea del Toboso.
Pero, aunque muchos no lo recuerden, antes de ser Mortadelo de la Mancha, nuestro héroe fue Mortadelís de Gaula, en clara referencia a Amadís de Gaula, caballero medieval cuyas andanzas fantásticas quedaron recogidas en el siglo XIV y finalmente refundidas en el XVI de la mano de Garci Rodríguez de Montalvo. Una de las pocas obras de caballerías que tenían cierta calidad literaria. Mortadelo lo soñó así en El estropicio meteorológico (1987):
Pero sigamos con los mitos patrios. En este caso, hablaremos de Don Juan Tenorio, protagonista de la obra homónima de José Zorrilla que, si bien no fue el creador, otorgó al mito del conquistador su dimensión más popular. Nosotros ya le dedicamos una entrada en Corra, jefe, corra, titulada Don Mortadelo Tenorio en noviembre de 2007. Entre otras, aparece en la historieta corta "Robots", publicada en el número ocho de la revista Super Mortadelo:
Continuando con los mitos universales. Si el día 23 de abril se conmemora el aniversario de la muerte de Cervantes, no podemos olvidar que ésta coincide con la de otro grande de las letras: William Shakespeare, que dio al mundo personajes inmortales como Hamlet, al que podemos ver en la historieta El racista (1992), con cráneo apolillado entre las manos incluido:
De menor calidad literaria, pero igualmente míticos son los siguientes personajes, a los que Ibáñez tampoco fue ajeno. Uno de ellos es Saladino, que aparece precisamente en La Divina Comedia, antes citada, así como en innumerables narraciones medievales, como modelo de buen guerrero. Mortadelo lo personifica en ¡Operación Bomba! (1972):
Y siguiendo con Oriente, no podemos dejar de hacer referencia a esta historieta corta en la que Mortadelo alude expresamente al Genio de Aladino, también protagonista de numerosos relatos populares:
También protagonista de innumerables relatos medievales fue El rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda. Mortadelo lo encarnó de la siguiente forma en 100 años de cómic (1996):
Una ambientación similar gozó Ivanhoe, aunque sus aventuras fueran escritas en el siglo XIX por Walter Scott. Mortadelo se refiere a él en esta historia corta de sus albores:
Más moderno es el héroe creado por Alejandro Dumas: D´artagnan protagonista de Los tres mosqueteros, personajes fieles a su lema: "uno para todos y todos para uno", que vemos en esta viñeta de ¡Pesadillaaa! (1994). A modo de curiosidad, Dumas fue uno de los principales traductores del anterior autor, Walter Scott:
Otra figura mítica es Guillermo Tell, cuya existencia histórica no se ha comprobado, y que protagonizó innumerables relatos en los siglos XV y XVI, hasta convertirse en todo un icono suizo. Lo vemos en una historieta corta de Mortadelo y Filemón:
Y llegó la hora de empezar con los monstruos de la literatura de terror. El primero será Quasimodo, el jorobado de Notre Dame, protagonista de Nuestra Señora de París, escrita por Víctor Hugo. Mortadelo lo encarnó en Impeachment (1999):
En el mismo álbum encontramos otro de los disfraces más recurrentes de Mortadelo, el de monstruo de Franquestein, renovada versión de Prometeo de la mano de Mary Shelley:
Y como tercero en discordia dentro de los espantajos, no podía faltar Drácula, cuya versión definitiva y moderna dio Bram Stoker en el siglo XIX. Entre otras apariciones, lo vemos en El gran sarao (1990):
También decimonónica, era inexcusable la figura del personaje que dio pie al primer tono paródico de la serie: Sherlock Holmes, el detective de Arthur Conan Doyle que inspiró los primeros pasos de nuestros amigos. Veamos a Mortadelo disfrazado de él en su prehistoria:
Y como no hay que ser elitistas, recordemos que la literatura no solo se nutre de grandes obras, sino también de esos cuentos populares que han hecho las delicias de muchos durante siglos y que se han transmitido, oralmente o por escrito, de generación en generación. Así, no podemos olvidar a Caperucita Roja, cuento medieval que fue recogido, entre otros, por Charles Perrault y los Hermanos Grimm. La vemos en ¡Pesadillaaa!:
Tampoco Pinocho, de Carlo Collodi, escapó de los lápices de Ibáñez, que lo retrata con una estética muy próxima a la versión de Disney en Hay un traidor en la TIA (1983):
Pero el cuento que más disfraces ha inspirado a Ibáñez ha sido Blancanieves, que nos llegó de mano de los Grimm. Así, en El caso de los señores pequeñitos (1982) se ve a Mortadelo disfrazado de la protagonista del cuento:
Del mismo año es En Alemania, donde nuestro protagonista se disfraza de uno de los enanitos en una representación de la obra:
Por si no fuera bastante, nuestro héroe también ha encarnado a la malvada madrastra en Los diamantes de la Gran Duquesa (1972):
A modo de conclusión, podemos ver que en Mortadelo y Filemón se dan cita los grandes mitos de la literatura universal, lo cual va en consonancia con el fiel reflejo de la cultura cotidiana que es la serie de Ibáñez. Tales mitos, como se ha podido ver, se agrupan en tres categorías: las grandes figuras clásicas, los mitos modernos y los personajes de cuentos populares e infantiles.
¡Que lean ustedes mucho, amiguetes!