domingo, 19 de abril de 2009

MARCH, DISCÍPULO DE IBÁÑEZ

Aunque la popularidad alcanzada por las criaturas de Francisco Ibáñez ha llevado a que, en ocasiones, la figura de nuestro dibujante haya sido menospreciada por los críticos de cómic, no cabe duda de la influencia del autor catalán en legiones de dibujantes, aficionados o profesionales, que han seguido su estela a lo largo de los años.

Tal vez haya quien se sorprenda si decimos que Joan March es uno de ellos. En efecto, desde el punto de vista gráfico pocas son las semejanzas que podemos establecer entre March e Ibáñez, e incluso con toda la escuela Bruguera, pues el joven March irrumpió en el panorama comiquero con un estilo muy personal que rompía con la armonía y precisión de la tradición. Antes bien, optó el dibujante por un trazo nervioso y quebrado, así como por un modelo de personaje que se salía de la tónica dominante en la editorial catalana.







Sin embargo, es en el aspecto del guion donde podemos encontrar no pocas semejanzas entre March e Ibáñez. Ya en la temprana serie El Mini Rey encontramos una historieta dual que opone el mal carácter del protagonista con el de su subordinado, Esbirro, creando así una serie dual al uso que, si bien no inventó Ibáñez, sí ayudó a popularizar decisivamente.

No obstante, la principal referencia la tenemos en Tranqui y Tronco, dos personajes que bien podrían haberse anticipado a la movida madrileña y que, a partir de cierta época, pasan a trabajar en una empresa innominada bajo las órdenes de un jefe tiránico. Es a partir de ahí cuando la influencia de Ibáñez se hace manifiesta. Así, Tranqui vendría a hacer las veces de “payaso listo”, como Filemón, mientras que Tronco resultaría ser el clown, el payaso tonto, o sea, Mortadelo.

Las historietas cortas de ambos se articulan, al igual que las de Ibáñez en una serie de gags de pocas viñetas que se suceden unos a otros de forma vertiginosa hasta desembocar en una hecatombe final. La última viñeta suele presentar al jefe de estos personajes que, cual Superintendente Vicente, busca, maltrecho, a sus dos subordinados que se esconden del peligro en cualquier lugar inverosímil.


Así, los recursos narrativos, los enfoques, las relaciones entre personajes y la misma naturaleza de los gags recuerda sobremanera tanto a los agentes de la TIA como a las historietas del Botones Sacarino, en las que el Dire siempre quedaba mal ante el Presi, como le suele ocurrir al jefe de Tranqui y Tronco con su superior. Suponemos que las ilustraciones de este artículo ayudarán a corroborar estos parecidos ( a modo de curiosidad, no dejen de comparar la que mostramos ahora con la aportada para el tema anterior de nuestro blog: El nuevo cate).

Con esto no pretendemos restarle mérito a March, que logra desarrollar guiones realmente divertidos, sino reflejar una realidad y reivindicar al mismo tiempo la innegable condición de maestro de dibujantes que ostenta Francisco Ibáñez.

Recomendamos a nuestros visitantes que revisen su colección de Super Mortadelos y lean a Tranqui y Tronco desde esta perspectiva. Estaremos encantados leer sus comentarios.

4 comentarios:

Víctor 1988 dijo...

March tenía un estilo de dibujo muy peculiar, que es muy fácil de distinguir de los demás, pero me gustaban más los guiones, eran graciosísimos...

ollupaC De La Pradera dijo...

Al principio Tranqui y Tronco no me entraron muy bien por el dibujo, pero al final se situaron sin duda entre mis páginas preferidas del Mortadelo.

Laure dijo...

Pues no conozco a este March, pero se nota que sigue la estela de Ibañez. Asi, al igual que March, la mayoria de los dibujantes intentan utilizar el metodo Ibáñez. Incloso los que solo lo leemos, si vamos a dibujar, algun rasgo nos sale al igual que Ibañez.

Chespiro dijo...

Sin duda, un gran autor. Gracias por los comentarios.