La entrada d
e esta semana parte de la publicación del tema
¡Operación bomba! en
El blog de Mortadelo, del amigo
Óscar+ab, que hace mención a la aparición del
Agente Bestiájez en esta y otras historietas.
Bestiájez es, exceptuando a Mortadelo y Filemón, el único agente de la TIA que ha tenido cierta continuidad en el universo de Ibáñez (el Bacterio, la Ofelia y la Irma no se consideran agentes, pues su misión en la organización es otra). Sin embargo,
para Ibáñez, la continuidad siempre suele ser efímera y este personaje no siguió apareciendo de forma regular en sus historietas. En este topic intentaremos seguir los rastros que nos fue dejando Bestiájez antes de desaparecer (¿definitivamente?) del mundo de Mortadelo y Filemón.
El personaje tuvo su aparición más destacada en Los inventos del profesor Bacterio (1972), donde descubrimos su misión en la TIA: ir a "reclutar" a los agentes más displicentes. Desde este punto de vista, podríamos pensar que Bestiájez pertenece a una categoría de agente inferior a Mortadelo y Filemón, pues sirve más para "asuntos internos" que para ejecutar misiones. Por qué el Súper no aprovecha la fuerza bruta del ciclópeo agente para misiones arriesgadas, no lo sabemos, pero lo cierto es que las apariciones de Bestiájez quedarán limitadas a esta labor de "recolección" de otros miembros de la TIA.
Todo parece indicar que en el álbum del que estamos hablando, Ibáñez no tenía pensado desde un principio incorporar un personaje fijo, pues en los primeros episodios de la historia son otros los rostros que llevan a nuestros héroes al cuartel general de la TIA. Probablemente Ibáñez viera las posibilidades cómicas del brutote y decidiera dejarlo en nómina durante un tiempo.
Tras su celebrada aparición en Los inventos del profesor Bacterio, donde tiene el privilegio de compartir con el Súper y el científico de la TIA el castigo final, Bestiájez vuelve a aparecer, aunque de forma meramente testimonial en ¡Operación bomba!, del mismo año. La recurrencia a este personaje fue tan habitual que Ibáñez incluso lo convocó para historias cortas, como las doble páginas de El detector de oro. También lo volvemos a encontrar en magníficas historias de ocho páginas de Super Pulgarcito, como El carguero Chatárrez(SP 13) y Misión peligrosa (SP 15).
Sin embargo, conforme avanza la década de los 70 el agente en cuestión desaparece, al punto de que lo vemos depurado de las filas de las TIA en la producción posterior de Ibáñez. ¿Se ha ido para siempre? ¡No! A lo largo de los años, una serie de referencias nos permiten ir siguiendo la pista y tejer la madeja de la vida del agente Bestiájez durante este tiempo. Somos conscientes de que, en estas referencias, Ibáñez, tan ajeno a la continuidad, no está pensando en el Bestiájez de principios de los setenta, sino que utiliza ese nombre como reflejo de la fuerza y rudeza de algún agente cualquiera, cuando le viene al pelo. Sin embargo, haremos nuestro estudio obviando esta realidad, como mero divertimento mortadelofilemoniano, para deleite de nosotros, los fans.
Así, la siguiente referencia a Bestiájez la tenemos en El balón catastrófico (1982), aventura en la que, por boca de Mortadelo, descubrimos por qué nuestro agente no ha salido más: el Súper lo ha despedido, lo que ha motivado una venganza poco sutil por parte de Bestiájez, colocando una viga sobre la puerta:
Pero ya sabemos que en universo de Ibáñez los rencores, aunque frecuentes y atávicos, duran poco, y en Hay un traidor en la TIA (1983) vemos que el agente ha sido contratado de nuevo, como tantas veces les ha pasado a Mortadelo y Filemón. Esta vez, Bestiájez se ofenderá mucho con Mortadelo por sospechar que él puede ser el traidor de la organización (¿tal vez pensó nuestro agente que a Bestiájez le podía durar el resentimiento por haber sido despedido en el pasado?). Como se puede ver, la realización gráfica del personaje poco tiene que ver con la de la década anterior, lo cual es una prueba de que se trata únicamente de usar un nombre que sugiera bestialidad y fuerza, sin mayor alarde de continuidad:
La última referencia al agente la encontramos, de momento, en El nuevo "Cate" (1993), realizado diez años después, en el que nuestros agentes pretenden reforzar la hombría y autoridad del Súper cantando a los cuatro vientos supuestas "hombradas" del jefazo, para mejorar su imagen en la organización. El hecho de que se diga que agredió a Bestiájez solo por estornudar nos lleva a confirmar que el agente constituye en la TIA el paradigma de la fuerza bruta.
Quede este rastreo como una mera curiosidad anecdótica, pues insistimos en que Ibáñez nunca se preocupó, pasados los primeros años de los 70, de que este personaje perdurara. No ocurrió lo mismo con la serie de dibujos animados de la BRB internacional, en la que convierten a Bestiájez en un personaje fijo que suple los diálogos de otros agentes y que presenta una apariencia mucho más próxima a la de Billy el Horrendo que al original. Se trata de una búsqueda lógica de referencias fijas que ayuden a los animadores a agilizar su labor, trabajando sobre modelos ya hechos y conocidos, en lugar de improvisar diseños de personajes cada tres por cuatro.
Sobre el resultado de esa serie de tv...ya hablaremos, que es otro cantar.