Como viene siendo habitual, Corra, jefe, Corra se enorgullece al presentar la crónica del periplo que hicimos por el Salón del Cómic de Barcelona, en esta su 29ª edición.
En esta ocasión, tuve la oportunidad de viajar hasta allí con Marcos (el Viejo), Shaggy y Fernando. Aunque llegamos a la ciudad condal el viernes, no fue hasta el sábado que visitamos el Salón, donde acudimos a la primera de las citas con nuestros autores: la firma de Jan. Allí, el padre de Superlópez me obsequió con un dibujo de su criatura más famosa, realizado a lápiz, lo que me pudo permitir contemplar nuevamente el envidiable trazo de este gran artista. A su lado estaba Manuel de Cos, el editor, con el que siempre es agradable conversar.
Por la tarde, acudimos, casi como quien acude a un ritual, a la cola de firmas de Francisco Ibáñez, tan poblada como siempre. Estando en la fila, el señor De Cos ya nos dio una alegría al decirnos que Ibáñez le había comentado acerca del grupo de Córdoba que nunca fallaba.
Uno de los momentos más emocionantes para mí fue cuando el mismo Ibáñez me reconoció, "si hasta tengo fotos tuyas en casa", bromeó. Cuando lo felicité por su reciente 75 cumpleaños me comentó con su ironía habitual que al llegar a cierta edad en lugar de felicitar hay que dar el pésame, "lo siento, hijo, lo siento". Además de un par de Mortadelos para mí y para otros, le pedí una señorita Ofelia.
Al preguntarle cuál de los secundarios le gustaba más, si el Bacterio o la oronda secretaria, me comentó que "los dos, los dos", ya que ambos generan toneladas de gags, que es de lo que se trata. Entre las ventajas de Ofelia, subrayó el volumen del personaje, que le permite "rellenar media viñeta". Esto le permitió evocar aquellos tiempos en que los dirigentes internacionales estaban entraditos en carnes, como era el caso de los presidentes alemán y ruso, los cuales presentaban la misma ventaja que Ofelia a la hora de ocupar espacio.
Hoy en día, lamentó, no ocurre eso. Y si el sucesor de Zapatero es Rubalcaba, estamos en las mismas. Ibáñez se despidió con su efusividad habitual y me emplazó a vernos en Madrid "dentro de cuatro días", concretamente el 29 de mayo. Me pidió que llevara la "zamarra a rayas", que si no, no me conocería, en alusión a la vestimenta que llevaba la última vez que nos vimos, precisamente en Córdoba.
La cola, tan concurrida como siempre, incluía la presencia de un bebé de apenas cuatro o cinco meses, cuyos padres llevaron al maestro, quien lo cogió en brazos, momento que fue filmado para TVE, emisora que recogió la opinión que sobre el maestro tenía tanto el amigo Mortadelón como yo mismo. Como viene siendo habitual- no es la primera vez que lo veo- la periodista de televisión, una vez concluido su trabajo, le pidió a Ibáñez una dedicatoria, que firmó con gusto.
Al día siguiente acudimos a otra firma clásica, la de Cera y Ramis (quien se acordaba, casi, de mi nombre). Como siempre, estuvieron atentos y dedicados con los fans, y la cola de firmas duró las dos horas previstas, lo que demuestra que estos autores se encuentra más que vigentes y que existe un público fiel dispuesto a comprar lo que nuestros queridos dibujantes saquen al mercado.
Con Ramis surgió el tema de la Guías para la vida de Mortadelo, cuya realización corre a su cargo. El autor señaló que los foreros varios no siempre tratan bien estas obras, algo que comprende, desde el punto de vista de los "puristas". Sin embargo, comercialmente funcionan de maravilla. A mi pregunta de cómo planteaba el guion de estas guías, comentó que partía primero del material gráfico de que disponía, para posteriormente elaborar los chistes, el guion. En cuanto a las ilustraciones realizadas expresamente por Ibáñez, apunta Ramis que parten de un guion que él le manda ex profeso.
Hablamos también de sus propias obras, entre las que yo siempre destaco al gran Alfalfo Romeo, probablemente lo mejor que haya salido de manos de Juan Carlos Ramis. Él mismo se divertía recordando algunos de los "novios" que el padre de Julieta buscaba para su hija en dicha serie. Al mismo tiempo, Ramis compartió con nosotros una reflexión acerca de su profesión, de la caída de las revistas semanales y de cómo ha cambiado el mercado durante estos años, llegando a plantearnos si tendrían cabida en los quioscos de hoy revistas juveniles como las de antaño.
Otro autor que no falló fue el gran Cera, quien a mi pregunta acerca del futuro de Pafman respondió que no sabe qué va a pasar con el personaje- algo que lleva años diciendo, aunque, afortunadamente, sigue resistiendo con nuevas aventuras-. Ya que le pedí a Ramis que me hiciera un Zipi, a Cera le tocó Zape, aunque me sorprendió que no recordara si era el rubio o el moreno, teniendo en cuenta que la serie estuvo en sus manos durante un periodo de tiempo.
Cera contestó con sencillez a las preguntas sobre su obra. Cuando un compañero le preguntó de qué iría la próxima historia, el autor reconoció que el argumento es lo de menos, y que lo que importa son los chistes, los gags. Al terminar la sesión de firmas, Ramis y Cera accedieron a hacerse con los miembros del Foro de la TIA la tradicional foto de todos los años.
Una persona fundamental en estos actos, que estuvo en todo momento mimando a sus autores fue el editor, el citado Manuel de Cos. De Cos compartió con nosotros algunas palabras, en las que reiteró su admiración por Ibáñez, creador al que calificó de "irrepetible", a la altura de Goscinny o Uderzo. Irrepetible por varios motivos, añadía De Cos: por su genialidad, por su capacidad de trabajo y por haber coincidido con la época de oro del tebeo español. Por suerte, y como "no lo dejan" jubilarse, tenemos Ibáñez para rato, tanto en el dibujo como en los guiones. En este último aspecto, nos aclaró que la editorial no le da ninguna directriz y que los guiones son 100% Ibáñez.
Manuel de Cos aludió también a otros autores punteros de la casa, como el inefable Vázquez, cuyas obras clasificó en dos grupos: "las buenas y las buenísimas". Igualmente, Escobar suscitó la admiración del editor, quien recordó su capacidad de trabajo y su extraordinaria conexión con el público, lo que permite que sus obras se reediten una y otra vez.
Además de estos encuentros personales con los autores, hemos de destacar la presentación de la película de El capitán Trueno, que contó con la presencia sorpresa (para mí) de Víctor Mora, al que fue un gusto ver. Entre el público, justo a nuestro lado, se encontraba su encantadora esposa, Armonía Rodríguez, con las que pudimos compartir unas palabras que demostraron su enorme lucidez, su inteligencia y una concepción de la igualdad entre hombres y mujeres a prueba de demagogos y demagogas.
Otro momento comiquero fue la presentación del documental Histories de Bruguera, que me permitió conocer a algunos nombres claves de la historia de la editorial, así como a varios trabajadores... Aunque de eso ya hablaremos en otro momento.
Indispensable es hablar de los siempre gratos encuentros con miembros del Foro de la TIA y de blogs varios, con los que siempre es bonito reencontrarse. Es imposible nombrarlos a todos, pero imperdonable no recordar a algunos de ellos como Kaximpo, Señor Ogro, Omen 666, UPL, Hergest (y señora), Wayne Campbell, Candela, Magin, Hediondo, Luis, Zorro Aullador, Pirluit, Mortadelón, Gambito, Taradete, Barrufet y mi admirado Migsoto.
A todos ellos y a los que no he nombrado, así como a los que no pudieron estar, les mando desde aquí un abrazo, con el deseo de volver a verlos pronto.
Y a todos ustedes, lectores, otro igual de gordo. Espero que hayan disfrutado con esta crónica tanto como yo escribiéndola.
Saludos.