domingo, 22 de enero de 2012

MORTADELO Y FILEMÓN: HISTORIETAS CORTAS DE ARMAS (TOMAR)

Esta semana vamos a continuar con el análisis de algunas de las historietas cortas de Mortadelo y Filemón. Para ello, recurrimos a la propuesta de clasificación postulada por Miguel Fernández Soto en su obra El mundo de Mortadelo y Filemón.  En esta ocasión abordaremos las historietas que el autor del estudio sobre Ibáñez catalogó dentro del apartado de “Armas”. 
 
    El tema del armamento ha sido desarrollado por Francisco Ibáñez en historietas largas enteras, de las cuales el ejemplo más claro es ¡A las armas! (1974). Incluso muchas de las aventuras largas basadas en los inventos del Bacterio no consisten en otra cosa que en probar el destartalado armamento que el chiflado profesor propone. Nos centraremos, sin embargo, en las historias cortas que desarrollan esta temática.

    Tal ocurre en Humo, también titulada Misión con muchos humos, historieta aparecida en el número 49 de la revista Super Pulgarcito. Se trata de una historieta de ocho páginas que comienza con un gag relacionado con el zapatófono. Esta entradilla sigue un esquema típico de la serie: uno de los agentes (Filemón, en este caso) le habla al otro sobre el peculiar teléfono, mientras que el otro le narra la desgracia que le ha ocurrido a causa del mismo. Este esquema lo encontramos en historias largas como Los monstruos (1973), El racista (1991), Dinosaurios (1993) y Animalada (1994). Al disponer Ibáñez de más espacio que de costumbre para desarrollar la historieta, se permite dedicar varias viñetas a la entrada secreta, otro rasgo clásico de la serie.

    Una vez en la TIA, el Súper les explica la misión: Melencio “el Birrio” ha robado un materializador de humo que aprovecha para hacer el mal. Otro gag clásico relativo a los medios de transporte de la TIA da paso a dos páginas y media en la que nuestros agentes intentan entrar en la casa campestre del villano, siempre con aplastantes resultados para Filemón. Para capturar al “Birrio”—por cierto, uno de los villanos más feos con los que se las han visto nuestros agentes— será determinante la astucia de Mortadelo.

    Una vez puesto fuera de juego, el autor nos narra la vuelta a la TIA con el materializador de humo, lo que da pie a situaciones originales, como la escena ante el volcán en erupción, el gag con la nube, etc. Ya en la TIA, presenciamos cómo Filemón intenta hacer valer sus méritos como agente, provocando un desafortunado comentario del Súper, al cual acaban agrediendo nuestros hombres.



    Un arma tremenda, publicada en el número 22 de Super Mortadelo, es una historieta de seis páginas en la cual encontramos algunas escenas similares a las de la anterior. Así, el zapatófono con llamador acuático detonará algunos gags simpáticos. Del mismo modo, nuestros agentes han de usar una entrada secreta antes de hablar con un desesperado Súper quien, en tono melodramático, les encarga transportar un arma que le permitirá acabar con cientos de enemigos que, según él, le acosan y le impiden vivir en paz
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    Así, un científico (no sabemos por qué no se trata de Bacterio) confía a nuestros hombres el arma en forma de gran cilindro que han de transportar para el Súper. Esto desencadena algunos gags relativos a la tensión que mantienen los protagonistas para evitar que el objeto explote. Ello nos recuerda a álbumes como ¡A las armas!,  Misión de perros (1975), Contrabando (1978), El racista, Los verdes (1977) e historietas cortas como Un chorizo explosivo.  Dicha tensión da pie a varios gags acertados, como el inoportuno resbalón de Filemón que lo lleva a caer por la escalera, provocando que Mortadelo se desviva por evitar el golpe…del arma, no de Filemón. Tampoco podía faltar el momento en que ambos intentan cruzar la calle llevando el cilindro de forma horizontal y causando el golpe de un motorista.

    Otros momentos destacados son la paliza que le dan a Mortadelo, narrada casi en primer plano, el diálogo surrealista, propio de los hermanos Marx, acerca del acertijo numérico que Filemón propone a su subordinado, o la escena en la que este escupe la dinamita que le han puesto en la boca, con tan mala fortuna que va a dar a la oreja de Filemón, todo ello narrado nuevamente en primer plano. Al final, el tono melodramático que esgrimió el Súper al exponer el caso choca con la irrelevancia del mismo, ya que los acosadores que no le dejan vivir son simples mosquitos.  Esto desencadenará la feroz venganza de Mortadelo y Filemón.

    La tercera aventura que incluye Miguel Fernández Soto en este bloque es Defendiendo la paga. En la misma obra de Soto, encontramos dos entregas con el mismo título, una publicada en el Mortadelo Extra de Navidad de 1978 y otra en el Mortadelo Almanaque, del mismo año. No sabemos si se trata de dos historietas distintas o si, simplemente, se publicó en dos revistas. La que nos ocupa está claramente ambientada en las fechas navideñas, lo que nos permite comprobar la amplia vida social que tiene Filemón, quien utiliza a su ayudante para cerrar los sobres en los que escribe sus Chirstmas.



    Nuevamente, un gag relativo a la llamada del Súper, esta vez un mensaje atado a un canto rodao, los lleva hacia el cuartel de la TIA. Para entrar, tendrán que recitar un fragmento bastante romántico del Don Juan Tenorio de Zorrilla ante el banco sobre el que está sentado un bestiajo fortachón, con terribles consecuencias. Pero no todo va a ser malo para nuestros agentes. El Súper les comunica que la TIA va a liquidar los atrasos, que ascienden a los 315 millones de pesetas. Tal noticia da pie a una hilarante escena en que los protagonistas se desmayan y tienen que ser reanimados. Sin embargo, será la noticia de que la paga está en peligro la que saque el león que llevan dentro, mostrándose dispuestos a todo con tal de defenderla.

    Así, se suceden una serie de gags con armas de lo más variadas que, según Fernández Soto, podría haber dado para una historia más extensa. El esquema más común es que los agentes vayan cada uno por su lado y se chafen mutuamente. De entre todas las armas, destaca el diente que lanza llamas, que prefigura al que aparecerá en ¡Queda inaugurado el Mundial ! (1982).  Hay que resaltar la presencia del enemigo Nadiusko. Según cuenta Javier Fesser, director de la primera entrega cinematográfica de la serie, La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003), él y su equipo de guionistas estaban buscando un nombre para uno de los villanos de la cinta. Una de las sugerencias fue Nadiusko, creyendo que era totalmente original. Cuál no sería la sorpresa, explica Fesser, que ya existía un personaje llamado así, el cual descubrieron por casualidad leyendo esta historieta Esto vendría a demostrar,según el director, hasta qué punto su equipo y él estaban embebidos en el espíritu de Ibáñez al realizar la película. La aventura terminará con una nueva venganza hacia el Súper, tras el consabido chasco para los agentes. Esta vez acaban metiéndolo en un horno de pan mientras Filemón clama su “¡Más madera! ¡Es la guerra!”, en clara alusión a la frase de Groucho Marx.

    En conclusión, podemos decir que las tres historietas que comentamos en este apartado, si bien no alcanzan cotas de genialidad, mantienen de forma honrosa el nivel de la serie, con escenas rebosantes de clasicismo, aunque no demasiado originales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La historieta "Defendiendo la paga" apareció en el "MORTADELO EXTRA DE NAVIDAD" de 1977. La confusión es debida a que, hasta ese año, esos extras se llamaban "almanaques", así el "MORTADELO ALMANAQUE PARA 1977" apareció, ovbiamente en 1976, pero nunca hubo un "MORTADELO ALMANAQUE PARA 1978". (Lo sé de buena tinta, porque tengo los dos.)

Kalitos

Chespiro dijo...

Muchas gracias por la aclaración, kalitos.