Diez días hace ya que nos dejó Roberto Segura, uno de los autores más característicos de la Escuela Bruguera. Nació en Badalona en 1927 y murió el 4 de diciembre de 2008, en Premia de Mar, a los 81 años de edad.
Si en lugar de hablar de cómics nos estuviéramos refiriendo al mundillo cinematográfico, diríamos que Roberto Segura fue lo que se suele llamar un "secundario de lujo". Entró en la editorial en la misma hornada que Ibáñez, Raf o Gin, para cubrir el hueco dejado por "los cinco grandes" (Escobar, Cifré, Peñarroya, Conti y Giner) tras ese intento de emancipación llamado Tio vivo.
Una vez dentro, Segura se convirtió en "uno de los indispensables". Creaciones como Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte ( 1957), Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón (1959), El capitán Serafín y el grumete Diabolín (1963), La alegre Pandilla (1963), La Panda (1969) o Pepe Barrena (1970) son tan solo algunas de las series más populares que este autor incorporó a la vida cotidiana de millones de españoles durante varias décadas.
Dentro de la editorial se especializó en series de temática juvenil, protagonizadas por jóvenes pecosos y con granos y por muchachas estilizadas y, por qué no decirlo, bastante monas. Y es que ese era otro de los campos donde nuestro autor destacaba, de ahí que se hicieran conocidas las "chicas de Segura", quien dibujó como nadie a la mujer joven de los sesenta y setenta en nuestro país: pizpireta, soñadora, no totalmente rompedora pero sí con un peso específico dentro de una sociedad que ya iba tomando nota de aquello de que "las chicas son guerreras". Esta identificación con el público femenio permitió a Roberto Segura ser una de las bazas de las portadas de revistas tan populares en el momento como Lyly.
Aunque populares, sus personajes nunca llegaron a tener el tirón de los de Ibáñez, Escobar o Vázquez, quizá porque tal vez los guiones no fueron el punto fuerte de nuestro autor, quizás porque su trazo no era el más comercial del momento. No obstante, existieron álbumes monográficos dedicados a algunas de sus series más populares, como Rigoberto Picaporte, Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón o La panda. A pesar de la discreta acogida que estos tuvieron, su firma era una de las que uno siempre esperaba encontrar en las revistas de tebeos de los años sesenta, setenta y ochenta.
Tras el cierre de Bruguera, fue repescado por Grijalbo, formando parte de un elenco de lujo, capitaneado por Ibáñez,que forjó la revista Guai! (junto con Raf, Martz-Schmidtz, etc.).Allí, como hicieron algunos de sus compañeros, y se plagió a sí mismo con Los Muchamarcha´s, que combinaba los logros conseguidos en sus series juveniles con la personalidad del holgazán de Pepón, reconvertido en Keke.
La aventura de Grijalbo, como sabemos, duró relativamente poco, por lo que Segura llegó, como el resto de sus compañeros en Ediciones B, heredera del patrimonio Bruguera. Allí continuó con algunas de sus series clásicas y sacó su lado más desenfadado y atrevido colaborando en el mítico TBO, donde endureció ocasionalmente el suave erotismo que siempre habían destilado sus delicadas figuras femeninas.
En los últimos años, Segura apenas publicó historietas con una auténtica repercusión popular. Recientemente, pocos años de su muerte, pudo disfrutar de una reedición de algunas de sus páginas antiguas en el número 4 de la colección Super Humor Clásicos, de Ediciones B, donde escribió un epílogo que, visto hoy, resultó ser una despedida pública a sus seguidores desde hacía cincuenta años.
En relación con el Universo Ibáñez, no fue Segura el autor que más interconexiones estableció con el mismo. Tampoco fue del que Ibáñez hablaba más en sus entrevistas, pues siempre se refirió con más frecuencia al éxito de Escobar, la maestría de Raf o a su admiración por Vázquez.
Sería en 1983 cuando los personajes de ambos se cruzaran en las historietas que realizaron los autores de Bruguera para celebrar el 25º aniversario de Mortadelo y Filemón; como muestra de la cual aportamos esta curiosa viñeta, en la que los agentes de la TIA aparecen junto a algunos de los chicos de La panda.
Segura se ha ido sin que nos diéramos cuenta, sin que los medios se hayan hecho apenas eco de su desaparición, como ese actor de reparto sin el cual la función nunca sería la misma...
Con la misma discreción de aquel que ha alegrado la vida de tantos sin que nos percatáramos.
Con la discreción de todo lo indispensable.
Descanse en paz, Roberto Segura.
6 comentarios:
Para esto estan los fans y los blogs.
Tu homenaje al maestro Segura tampoco es manco, Taradete. Animo a todos a visitarlo.
Muchos de nosotros le hemos dedicado un post en nuestros blogs al gran Roberto Segura. Y es que este hombre se lo merece, ha hecho disfrutar a muchos niños durante muchos años.
Creo recordar que participó también bastante en los últimos años de TBO.
¡Segura! Ni me acordaba de él hasta que leí la noticia de su muerte, como a muchos otros les habrá pasado. Nunca fue mi favorito, pero siempre estaba allí, en los DDTs viejos de mis padres... Mi personaje favorito siempre fue Rigoberto Picaporte, siempre de flor en flor. También me hacían bastante gracia La Panda, y nunca pude tragar a Pepón, al que odiaba.
En fin, se nos fue otro de los grandes. Ya quedan pocos.
Pues sí, pocos pocos.
Pues sí, pocos pocos.
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