domingo, 29 de agosto de 2010

CALOR SOBRE EL ASFALTO, POR IBÁÑEZ

A estas alturas, ni siquiera los más acérrimos detractores de Ibáñez niegan que nuestro autor es uno de los más destacados dibujantes de multitudes de la Escuela Bruguera. Una prueba de ello la encontramos en la ilustración que presentamos a continuación, realizada a principios de la década de los 60.



Se trata del clásico dibujo temático, en esta ocasión centrado en el tema del calor, tan a propósito en esta época en que sufrimos una ola (otra) de calor africano:







Los excesos de la ilustración nos recuerdan a las viñetas iniciales de las diferentes historietas "Extra de verano" que Ibáñez dibujaría para sus distintas series de personajes fijos. Ante la amalgama de individuos y objetos del dibujo iremos analizando por partes algunos de sus rasgos más destacados.




No deja de ser notable que en los dibujos de multitudes, Ibáñez destaque por la inclusión de masas humanas en actitudes de extremo movimiento. Tal es el caso de los que se pelean por conseguir un refrigerio en el Bar Tolo, o los que huyen de la boca del "Metro", que parece ser un verdadero horno. En sus series fijas, sobre todo en Mortadelo y Filemón, Ibáñez ha incluido escenas de multitudes agitadas en distintas ocasiones.









Algunos de los gags visuales de esta página temática son realmente ingeniosos, como el de la momia huyendo del museo egipcio, abanico en mano, o el de la cera derretida que sale de la fábrica de cera, arrastrando consigo a los viandantes. Pero no todo el mundo lo está pasando mal en esa vía urbana: hay ciudadanos felices por el hecho de llevar un trozo de hielo en la cabeza, bañarse en un charco, colgar su hamaca en una farola pública o inundar su piso en busca de frescor. Estos individuos transmiten un optimismo que contrasta con las actitudes dolientes de la mayoría de los personajes de la escena.







Además de los que disfrutan no faltan, tampoco, los que sacan partido de la situación, quienes nos aportan algunos de los gags más jocosos de la plancha. Así, encontramos una señora que aprovecha la temperatura para freír un huevo en la acera, un señor que se asa una salchicha gracias a la flama que sale del "Metro", etc. Destaca la figura del paleto que vende botijos a unos extranjeros que, desde luego, no saben muy bien de qué va ese aparatejo.






Si bien este representante de la picaresca española más castiza está haciendo su agosto (nunca mejor dicho), el heladero de al lado sufre su competencia desleal, ya que el rucio que acompaña al rútico está metiendo el hocico en su mostrador.


La representación del asno resulta especialmente simpática, y el estilo de dibujo de la época le sienta de maravilla al borrico. No es este el único ejemplo de la pericia de Ibáñez a la hora de retratar animales. Además de los perros callejeros, destacan los gatos de la ilustración, tanto el que huye del "Metro" como el que desfallece en medio de la calle.


En líneas generales, podemos decir que Ibáñez hace gala de muchas otras virtudes en la presente página. Así, a la limpieza y elegancia de un trazo ya plenamente seguro de raíces vazquianas, hay que sumarle un enorme dinamismo y expresividad, junto con un notable sentido de la composición que combina la armonía con el horror vacui que siempre ha marcado la obra del dibujante.

Y como postre...una sorpresa. En la esquina inferior derecha encontramos una autocaricatura del mismo Ibáñez secándose el sudor después de firmar esta página de tan titánica realización.

Espero que su contemplación no les haya acalorado mucho, amigos.

domingo, 22 de agosto de 2010

MORTADELO Y FILEMÓN: HUECOS A MOGOLLÓN


De 1970 a 1972, mientras Mortadelo y Filemón vivían sus aventuras de 44 páginas en la revista Mortadelo, los agentes seguían apareciendo en Pulgarcito, en su doble página habitual. Se trata de los llamados "seriales": historietas aparentemente autoconclusivas que tenían una cierta continuidad a lo largo de 4 ó 5 semanas, construyendo así historias un poco más largas.

En realidad, se trata de una técnica no demasiado distinta a la empleada por Ibáñez en sus álbumes de 44 páginas, y se aplicó también a otras series del autor como Pepe Gotera y Otilio o El Botones Sacarino.






Estas historietas venían encabezadas por el título de la serie, que seguía llamándose temporalmente: "Mortadelo y Filemón. Agencia de Información", así como por la firma de su autor. En las posteriores ediciones en álbum, y teniendo en cuenta que la coletilla de "Agencia de Información" estaba empezando a dejar de tener sentido, esta entradilla se eliminaba y era sustituida por el título que la editorial decidiera darle a cada historieta en cuestión, o bien por las siempre forzadas leyendas de "algunos días despúes...". Del mismo modo, resulta ridículo que, en la recopilación en álbumes monográficos, se recordara al lector el título de la serie cada dos páginas. Igualmente, la supresión de los títulos creaba una ilusión de continuidad que dotaba a los seriales de mayor cohesión entre sí.









Lo realmente interesante es el juego que realiza Ibáñez con los espacios, con estos huecos. Así, el autor, lejos de dejarlos en el extremo izquierdo de la primera viñeta, sin más, decide jugar con estos vacíos, que integra en la historieta "camuflados" entre los distintos elementos de la ilustración.También encontramos soluciones simples, como la de dejar, sin más, el hueco en blanco sobre la viñeta, como se ve en la primera ilustración de este post. Pero tenemos que decir que estos casos son los menos frecuentes.







Tampoco es especialmente elaborado el hecho de dejar el espacio en blanco haciéndolo coincidir con el cielo, de manera que queda un hueco despejado para la inclusión del título.














Lo normal es que Ibáñez exprima su creatividad y que el título esté inserto en el mobiliario de los agentes (sillones, mesas...) o bien en los elementos arquitectónicos callejeros, tales como las fachadas de las calles.















En otras ocasiones, la originalidad es mayor, al dejar el espacio entre dos ilustraciones, como es el caso siguiente, donde el título debería actuar como elemento separador de viñetas, evitando el extraño efecto que se produce aquí:











Como saben, Bruguera tenía la costumbre no solamente de suprimir el nombre de la serie y del autor, sino incluso la firma de este (si bien es cierto que esta tendencia no fue duradera y que los dibujantes "titulares" solían aparecer acreditados). No sabemos si con la intención de hacer ver su firma, Ibáñez la situó en más de una ocasión dentro de un recuadro que, contra todo pronóstico, también fue vaciado en ocasiones.




El lector juzgará si en la viñeta siguiente el recuadro blanco ocupó en su día la firma de Francisco Ibáñez. Nosotros apostaríamos que sí, pues su inclusión es totalmente innecesaria dentro de la ilustración, sino que su forma trapezoidal nos recuerda al antiguo cartucho en el que Ibáñez solía incluir su rúbrica, años antes de comenzar a "animarla".




¿Qué opinan ustedes?

domingo, 15 de agosto de 2010

RAF SÍ LO ENTENDIÓ

Para muchos de los seguidores de Mortadelo y Filemón, el hecho de que Raf e Ibáñez tuvieran una amistad muy especial, no es una novedad. Coincidieron juntos no solo en su etapa brugueriana, sino también antes y después. Entre ambos había, por lo visto, una "sana envidia" creativa que no opacaba los sentimientos de compañerismo que se profesaron. Es por ello que es precisamente Raf el autor de una de las historietas más reseñables del volumen del Olé de Bruguera "Entre amigos", dedicado al 25 aniversario de los agentes.


No nos vamos a detener en esta historieta en su totalidad, pues ya fue expuesta en su día en nuestro blog amigo El rincón de Mortadelón, pero sí queremos aprovechar la última viñeta de la misma para hacer una reflexión.


Durante mucho tiempo, la crítica (y una parte minoritaria del público) ha desdeñado la obra de Francisco Ibáñez por considerarla superficial, insulsa y poco profunda. Otros, en cambio ( y tal vez debiera incluirme en este grupo) han intentado sacar de las viñetas de Ibáñez lecturas políticas, sociológicas y puede que artísticas que la obra de nuestro autor, simplemente no posee. Para ambos destinatarios parece hecha esta última viñeta de la historieta de Raf.


Para los segundos, los sesudos, los estudiosos, los blogueros, va dirigido el comentario del interior de los bocadillos. Raf crea a un periodista con barbitas de "progre" y puede que con ínfulas de lo mismo que aborda a Ibáñez con una cuestión que bien podría suscitar muchas lecturas sociológicas, políticas o morales: "¿Sus historietas llevan mensaje?".

Genial la respuesta de Ibáñez por arte de Raf: "Ciertamente. Ríe bien y no mires con quien"... Y eso es todo, señores; ese es el mensaje de las historietas de Francisco Ibáñez. Son mero entretenimiento, pasatiempos para divertir al lector, como el mismo autor ha insinuado varias veces. Ibáñez no pretende hacer una crítica desgarradora de la sociedad, ni aumentar la cultura de su público, ni hacer un alarde de su dominio del pincel. Ibáñez lo que pretende es, básicamente, que la gente se ría con sus personajes.

No queremos decir con esto que no sean válidas las interpretaciones sociológicas, artísticas, literarias o culturales de la obra de Ibáñez, no señor. Si no fueran posibles, el 80% del material de este blog no existiría. La producción de nuestro autor, como la de todo artista que refleja lúcidamente su tiempo, tiene la capacidad de sugerir, de suscitar enfoques, visiones, comentarios, etc. De lo que no cabe duda es de que esa no es la intención principal de Ibáñez. Aunque conscientemente haya podido introducir alguna que otra crítica social o política, lo cierto es que estas siempre aparecen subordinadas al gag, nunca al margen de este. Ibáñez sólo (nada más y nada menos) ha pretendido que riamos bien "sin mirar con quien", es decir, sin prejuicios, sin más vueltas de hoja.

Por otra parte, y esto va para los críticos, Raf añade una coletilla tan sentenciosa como apropiada: "Algo bueno tiene, -dicen- el agua si la bendicen".

Esta frase es una bofetada a todos cuantos desprecian a Mortadelo y Filemón por ser populares. Puede que sus historietas sean repetitivas, comerciales, poco elaboradas gráficamente, etc., pero lo cierto es que cuentan con el respaldo de millones de lectores en todo el mundo. Y no me vengan los detractores ahora con el simplista dicho de "Sí, y millones de moscas comen...", porque no estamos hablando de cadenas alimenticias ni de otros asuntos biológicos. El tebeo es, fundamentalmente, un medio de comunicación. Cuando uno coge un lápiz y un papel sabe que alguien leerá eso algún día. E Ibáñez ha sabido comunicar como nadie en este país a traves de este medio. ¿Todos los lectores están equivocados? Cada uno que piense lo que quiera, yo me quedo con la frase de Raf.

Y es que, como reza el título de este post, amigos, Raf sí sabía de qué iba esto del Mortadelo y compañía... Raf sí lo entendió.

domingo, 8 de agosto de 2010

ACADEMIA DE LENGUAS ORIENTALES FRANCISCO IBÁÑEZ

A lo largo del tiempo, se han venido señalando las semejanzas entre la obra de Ibáñez y la de autores anteriores, de los cuales bebió para completar su formación como dibujante.


Del mismo modo, es imposible negar la enorme influencia que Ibáñez ha tenido y tiene para las nuevas generaciones de dibujantes, así como para no pocos de sus coetáneos. Así, igual que hemos destacado algunas viñetas anteriores que presentan parecidos con las que después realizó Ibáñez, parece justo reseñar aquellos casos en que sucede a la inversa.


Por esto, anotamos solo a modo de curiosidad un gag verbal que encontramos en el número 1730 de la revista El Jueves. Se trata de una viñeta de la sección ¡Anunciado en tv!, de Morán y Ágreda. Esta vez, se analiza la cultura oriental y hallamos la clásica transcripción cómica de un macarrónico japonés: "¡Pontapón nelku leteee!".





Curiosamente, ese chiste, sin ser de alta comedia precisamente, resultará familiar a los lectores de Mortadelo, pues encontramos una transcripción parecida en la aventura La ruta del yerbajo (1993): "Pontapone nelkulete".


Pudiera tratarse de casualidad, no lo niego. Pero igual que se cogen con alfileres los parecidos entre la obra de Ibáñez y la de autores anteriores, resulta lógico, al menos, constatar la presencia del mismo chiste en una historieta 17 años posterior a la de Francisco Ibáñez.


Por otra parte, no resulta raro que, en este país, cualquier persona aficionada al cómic (incluso profesionales como Morán y Ágreda) hayan leído en un momento dado de su vida a Mortadelo y Filemón.


Nosotros nos limitamos a constatar el parecido, y que cada quien saque sus propias conclusiones.


lunes, 2 de agosto de 2010

IBÁÑEZ, CLIENTE DE PEPE GOTERA Y OTILIO

A lo largo de su carrera profesional, Pepe Gotera y Otilio han tenido clientes muy distinguidos, pero seguro que ninguno lo fue tanto como el que encontramos en esta portada del DDT.

Se trata, nada más y menos que del mismísimo Francisco Ibáñez, que los contrató para que arreglaran su mítica mesa de dibujo.


No sabemos qué llevó al dibujante a encargar la reparación a tal pareja de chapuzas, pues él precisamente debería conocerlos mejor que nadie. El caso es que el resorte puesto por Otilio le ha dado al dibujante, al menos, un dolor de cabeza.




En otra ocasión, Ibáñez nos hizo testigos de las chapuzas de otros dos ñapas de cuidado, tal y como nos los presentó en El 35 aniversario (1992). Fueron, se supone, los que inspiraron la creación de Pepe Gotera y Otilio.

Al menos, ahora el dibujante nos ha evitado presenciar la escena de extrema violencia que, seguramente, van a sufrir los dos chapuceros. Esta vez, podemos asegurar, que Pepe Gotera y Otilio, cobrar...cobrarán.