domingo, 1 de abril de 2012

MORTADELOS, FILEMONES Y OTRAS MANIFESTACIONES

Como los lectores sabrán, recientemente hemos vivido en España otra huelga general, en la que pudimos ver las calles llenas de gente con pancartas, banderas y reivindicaciones varias. Como casi todos los elementos de la realidad, este factor ha sido aprovechado también por Francisco Ibáñez para hacer humor en sus cómics, en los que, cada vez con más frecuencia, encontramos manifestaciones, revueltas y levantamientos populares, abordados, por supuesto, desde el punto de vista cómico. Haremos un repaso por las más destacadas.

Una de las primeras que se registran la encontramos ya con la llegada de la democracia (durante la Dictadura, esto de manifestarse como que no estaba muy bien visto, oigan).Concretamente, en la historieta El cacao espacial (1984), que cuenta con una brillante introducción (lo más destacado del álbum) en la que observamos un grupo de pacifistas enarbolando pancartas de oposición a la violencia, lo cual contrasta con su actitud. La representación de estos personajes cae en el tópico de mostrarlos desaseados, descuidados y con pobladas barbas. La incorrección política de Ibáñez va más allá, mostrando a los manifestantes como individuos ansiosos de salir en televisión y que no predican, precisamente, con el ejemplo, ya que se aporrean unos a otros. Si Ibáñez ha criticado el cinismo y la doble moral de los distintos grupos sociales a lo largo de los años, los pacifistas no serán una excepción. En cuanto a las pancartas, nuestro autor todavía no ha desarrollado el humor típico basado en las rimas. Sí hay algún juego de palabras, como el de "Guerra no, Morán tampoco", en alusión a dos conocidos políticos del momento.



En el álbum de Chicha, Tato y Clodoveo Pero...¿Quiénes son esos tipos? (1986) Ibáñez muestra un grupo más heterogéneo de personas, cada una de la cual constituye un gag en sí misma, y mezcla personajes humanos (un enterrador, un homosexual, un enano...) con animales (como la oveja y el murciélago). Destaca la pancarta del individuo que la tiene en blanco con un cartel de "se alquila", debajo. Otro ejemplo de personaje oportunista que carece de ideales y que vende sus reivindicaciones al mejor postor.

Pero será en Los verdes (1997) cuando Ibáñez descubra realmente el potencial cómico de las manifestaciones. Serán varias las concetraciones de ecologistas que muestre Ibáñez en su álbum. Los manifestantes erán representados  también como personas alternativas, con barbas y pelo largos, descuidados y desaseados. En este álbum, Ibáñez explota el recurso de combinar personas con animales manifestantes e incluso con seres mitológicos como las sirenas. El dibujante descubre el potencial cómico de las pancartas, con rimas un tanto forzadas que, precisamente por ello, tienen su encanto: "Defenderemos cual fieras los árboles y sus fieras". Tampoco faltan las alusiones a los políticos: "La caprina no se fía del Aznar ni de su tía". Otro recurso empleado consiste en omitir las palabras malsonantes, que quedan tapadas por otra pancarta, aunque su sentido resulta obvio: "Los residuos, ministro Angulo, te los pones en el c...". Ibáñez ha descubierto un filón.

Más anecdótica será la manifestación feminista de Impeachment (1999), en la que un grupo de mujeres se rebelan contra el supuestamente machista de Vicente, el Superintendente. "A la fogata el tío rata", reza uno de los lemas. No deja de ser jocosa, aunque políticamente incorrecta, la representación de algunas de las feministas, con el pelo corto, pantalones y cara de mala uva. También anecdótica es la primera manifestación anti-peaje que nuestros agentes presencian en Siglo XX, ¡qué progreso! (1999).



Pero será Okupas (2001) quien recoja el testigo directo de Los verdes. En esta aventura se suceden las concentraciones populares de los estereotipados okupas, con un sentido del humor que explota los recursos cómicos que ya señalamos en el álbum anterior, en especial en las pancartas de los manifestantes. Algunas de ellas son inolvidables como "Nosotros, los mariquitas, también queremos casitas" o las que hacen referencia a los personajes de la misma TIA : "A la Ofelia, por favor, el hangar de un trimotor". Ibáñez está tan satisfecho de su relativamente reciente recurso que la última viñeta del álbum estará ocupada por una larga serie de pancartas reivindicativas.

Un tanto forzada es la presencia de pancartas en Misión: Triunfo (2002), donde los votantes de cada uno de los candidatos a ganar el concurso apoyan a sus favoritos con jocosas divisas. Desgraciadamente, los tiempos de crisis que vivimos han llevado a que el recurso de las manifestaciones y pancartas sea usado por Ibáñez con más asiduidad. Un ejemplo de ello es Por Isis...¡llegó la crisis! (2009) donde se mantienen las constantes de Los verdes y Okupas, aunque esta vez centrados en el tema de la penuria económica y los expedientes de regulación de empleo. Vemos manifestarse a enterradores, sacerdotes e incluso al rey Juan Carlos. Algunos de los lemas estremecen por su apego a la triste realidad: "La familia no va al cine, ni tiene pa calcetines".

También abundan las manifestaciones populares en Jubilación...¡A los noventa! (2011), uno de los últimos álbumes, hasta la fecha, del autor. En él, la gente protesta por la ampliación de la edad de jubilación. Algunos de los carteles no están exentos de cinismo: "¡Dadnos la jubilación al hacer la comunión!". La predilección de Ibáñez por este recurso cómico se demuestra al volver a llenar la última viñeta del álbum con las jocosas consignas reivindicativas del pueblo.


Como hemos podido comprobar, el recurso de las concentraciones populares y las pancartas, aunque tenía antecedentes, llega a su expresión más conseguida en Los verdes y, a partir de dicha obra, Ibáñez lo repite en diferentes historietas, siguiendo siempre el modelo de referencia. Ibáñez, como de costumbre, no toma partido y en los lemas de las pancartas se aprecia tanto el ataque hacia los poderosos como cierto cinismo por parte de algunos de los manifestantes. Nada más alejado de la visión de las manifestaciones que ofrecen otros autores de la casa, como es el caso de Jan, más comprometido con las distintas causas que aparecen en sus cómics.

 Nosotros, por nuestra parte, agradecemos a Ibáñez que no pretenda aleccionar a su público y que no albergue otra meta que la de hacer reír a sus lectores, que no es poco, oigan.

2 comentarios:

Easmo dijo...

Me encantan estas viñetas tan vivas y llenas de gente, así como la progresiva vulgarización de las rimas en los carteles, hilarantes para los que nos hace gracia ese tipo de humor :P

Chespiro dijo...

Y si alguien le parece feo,que se vayan todos al p...
(Tributo a los carteles de Ibáñez).