domingo, 10 de agosto de 2008

EL GRAN SARAO (1990)


El gran sarao (1990) es una de las últimas historietas de la “etapa negra” de Francisco Ibáñez, fijada entre 1987 y 1990, pero no por ello en este álbum dejan de ser evidentes las huellas ajenas en toda su plenitud. De hecho, se distinguen en su realización dos partes bien diferenciadas. Así, las 8 primeras páginas están realizadas de forma más o menos eficaz (aunque, en todo caso, insuficiente) por un autor desconocido que imita el estilo de Ibáñez con rasgos que recuerdan vagamente a Ramis (véase la entrada al respecto de marzo de 2008). Este primer episodio aparece con la firma-tampón de Ibáñez.

No ocurre lo mismo en el resto de capítulos, de tan ínfima calidad que el creador de Mortadelo y Filemón ni siquiera aportó dicha firma-tampón. Estos episodios, que constituyen la mayor parte del álbum, se caracterizan por una escasísima calidad, que se plasma en la pobreza de los encuadres, en la poca habilidad a la hora de fijar los disfraces de Mortadelo (especialmente desafortunados resultan los de pata, signo de interrogación, perchero y seguro de bomba, a pesar de su originalidad) y en la escasa efectividad visual de los gags, lo cual contraviene la tónica general de la serie. Llama también la atención la desnudez de los fondos, libres ya de los detalles absurdos característicos del periodo. Este rasgo se aprecia en todas las realizaciones de este desconocido dibujante que colaboró también en historietas como Armas con bicho (1988), El rescate botarate (1989) o El inspector general (1990). Los álbumes de Ibáñez alcanzan en este periodo su peor nivel gráfico, afortunadamente truncado por el desplante de Julia Galán, editora que cuestionó a Ibáñez acerca de cómo estaba tirando por tierra su carrera entregando personalmente este material.

Desde el punto de vista argumental, se trata de que nuestros agentes se encarguen de festejar el 25 aniversario de que la esposa del director general pusiera la primera piedra de la TIA. No sabemos si se refiere a la primera piedra de la organización (lo cual significaría que fue fundada en 1965) o del edificio (lo cual carecería de sentido, dadas las veces que la sede ha volado por los aires). Sea como fuera, nada aclara esta historieta acerca de los orígenes de la TIA como institución.

Nuestros agentes se ven envueltos esta vez en una misión “interna”, que transcurre en su mayoría dentro del edificio, como muchas otras historietas de este periodo (Las tacillas volantes [1988] , El ansia de poder [1989],El inspector general …). La irrelevancia de la misma demuestra que los protagonistas sirven tanto para un “roto” como para un “descosido”, desde cuidar de la seguridad mundial hasta celebrar saraos internos. En definitiva, la misión es a sus carreras tan irrelevante como el álbum a su bibliografía.

Los episodios de ocho páginas (excepto los dos últimos, de seis) tienen como nexo común las entradillas, en las que se narra lo que le sucede al Súper al convocar a sus atolondrados agentes. Sin embargo, en este álbum esta cohesión está menos lograda que en otros, siendo el esquema más flexible. El primer capítulo arranca con una introducción aceptable, en la que se habla cínicamente de los políticos, sacerdotes, e incluso de los malos tratos. Tras ella, el Súper encarga a los agentes la misión, siendo consciente de su monotonía. No falta una escena en la que los protagonistas admiran chicas de revista, como hicieran en Las tacillas volantes, presumiblemente de la misma autoría que este álbum. Esta primera parte, no obstante, resulta simpática y divertida gracias a las posibilidades cómicas que el traslado de un piano ofrece. Esta escena encuentra su referente más conocido en los grandes Laurel y Hardy, que obtuvieron algunos de sus mayores éxitos con un argumento análogo. La esencia de la raíz del humor de Mortadelo al desnudo. Los comentarios de los personajes secundarios de este episodio amenizan este comienzo no del todo desdeñable.

El segundo capítulo pasa por que los agentes desalojen la quinta planta del edificio de la TIA para el evento, para lo que contarán (por enésima vez) con un invento anti-gravitador del profesor Bacterio (tan típico es esto de la serie que en la película de Miguel Bardem Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la tierra se recurre a una variante de este tipo de inventos). Tras algunas escenas previsibles, como la del ascensor que sale volando, la misma sede de la TIA acaba surcando el espacio.
En el tercer episodio, se organiza un simulacro de recogida de invitados a bordo de un autocar pilotado por Mortadelo, lo cual tiene como claro antecedente algunos de los mejores momentos de Mundial 78 (1978), con escenas muy similares como la de equivocarse de dirección, quedarse sin gasolina, etc. El capítulo, divertido, no obstante, concluye con el destrozo del vehículo. La cuarta parte tiene que ver con los fuegos artificiales de la fiesta, de tal forma que se convierte en una sucesión de simpáticos estropicios vinculados a los petardos y cohetes. Como muestra de escasa coherencia argumental, vemos un error que consiste en mostrar a Ofelia saliendo del trabajo para que, poco después, vuelva a aparecer en su silla, todavía en la oficina.

El quinto capítulo, en el que los personajes han de encargarse de los números del espectáculo es quizás el más divertido de todos. Una serie de confusiones ingeniosas llevan a pensar a Filemón y al Súper que Mortadelo es un psicópata asesino empeñado en desmembrar a los agentes de la TIA. Se trata del punto álgido del álbum, que despierta más de una carcajada y que tiene como referente directo una brillante historieta corta de Sacarino de mediados de los 70: Fiesta carnavalera.



Resulta raro que el sexto episodio siga rentabilizando esta idea (frente al habitual corte tajante) durante una página más, para pasar a la preparación de bebidas para el sarao, con un potingue final de Mortadelo que acaba convirtiendo a todos en cerdos, en un final que recuerda al de la magnífica historieta corta de 1974: Historia burra.

Finalmente, no hay sarao, siendo ésta una historia de nula trascendencia y repercusión en la carrera de los agentes. El lenguaje empieza a teñirse de tintes soeces y de referencias políticas que ya se venían apuntando en años anteriores y que marcarán la tendencia de la década: menciones a Juan Guerra, Mario Conde, etc.

En definitiva, se trata de una historieta con un guion intrascendente pero humorísticamente eficaz a ratos, pero que padece las consecuencias de un pésimo dibujo, que llevaría a Ibáñez a tomar las riendas de la serie en los años siguientes. Para pasar el rato sin mayores honduras.

14 comentarios:

Oscar+AB dijo...

A pesar de alguno de los últimos títulos de Mortadelo y Filemón, creo que, a mi gusto, esta historieta del Gran Sarao es la peor aventura larga de nuestros agentes. Puff, se me hizo horrible :D Aparte de que es un sintentido, jeje. Es oir ese título y traumatizarme XD

Agudo análisis, yo no hubiese podido decir tanto de este tomo. Quién sabe, igual podrían usar de gag, como método de tortura, algo así como "¡les obligaré a leerse el gran sarao como no canten!", jeje!

Chespiro dijo...

No creo que Ibáñez llegue a tal grado de auto-reflexión como para crear ese gag, ¿no? Jaja.
No es casualidad que la mayoría de álbumes de esta época nunca conocieran la tapa dura.

Iznogud dijo...

La verdad es que estas historietas son bastante pobres, tanto en dibujo como en guión; Sin embargo en aquella época esperabamos impacientes el siguiente Olé para ver si había sintomas de mejora (y porqué eramos unos completistas natos.) Eran lo más novedoso de Mortadelo y los fans seguíamos comprando lo que nos echasen. Sí hasta nos gustaba compara los apócrifos por sus rarezas. En fin... menos mal que esos tiempos pasaron y ahora tenemos historietas dibujadas como nunca, pero con guiones algo repetitivos.

Chespiro dijo...

Sí...la realización de esas historietas es de una cutrez que cuesta pensar que estuviéramos ya en los años 90.

Bigotito dijo...

Este comic, al igual que " el probeta Jeremias", son de los comics mas cutrez de Ibañez ( final un poco extraño, cada dos por tres , el diseño de los personajes cambia...etc).De los comics de M y F que nunca he visto son:
" el crecepelo infalible".
" la maldita gitana".
" el inspector general" y
" los montrous de cera".

Don Guri dijo...

Tambien hay uno infumable por ahi llamado "El rescate botarate" que no se si siquiera habra sido recopilado en un unico tebeo o solo ha aparecido como relleno, de complemento.

Chespiro dijo...

Sí, apareció como tebeo independiente, Don Guri. Y está entre lo peor de Ibáñez.
Con respecto a los que dice bigotito, tanto La maldición gitana como El inspector general entran en la misma categoría que el que tenemos entre manos, mientras que los otros son apócrifos-no consentidos.

Bigotito dijo...

Hombre, he visto " la maldita gitana " y " el inspector general", pero como si de cortos finales de los comics originales ( vean el supermortadelo volumen 5), nunca he visto que Ibañez los tratase como historietas largas.

Chespiro dijo...

Sí, son historias largas de 44 páginas.

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Creo que esto deberia revolucionar en el campo de las historietas por que hay mucha competencia, es muy dificil que una historieta se compare con el manga japones ademas que el manga se esta comenzado a vender mucho en america y tras esto esta el internet.
Suerte

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En efecto una de las época más tristes de Mortadelo y Filemón por la ausencia de Ibañez.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Francis Joseph dijo...

Nunca sabremos quién era aquel pirata que dibujó las últimas páginas de El gran sarao,
pero sabemos que fue el señor Manolo el que hizo las primeras.