sábado, 13 de octubre de 2012

MORTADELO Y FILEMÓN: DEPORTES A MOGOLLÓN



               Abordaremos hoy algunas de las historietas cortas de Mortadelo y Filemón pertenecientes a la década de los setenta. Como hemos hecho en otras ocasiones, partiremos de la clasificación que hace Miguel Fernández Soto en su canónica obra El mundo de Mortadelo y Filemón. Como el mismo autor señala, la inclusión de las historietas cortas en uno u otro apartado es relativa. Partiendo de esta observación, que compartimos, pensamos que, no obstante, su propuesta de clasificación es un buen punto de partida para agrupar algunas de estas historietas para su comentario. En esta ocasión, hemos escogido el apartado que Fernández Soto recoge con el nombre de “¡El deporte es sano!”

Y este es, no por casualidad, el título de la primera de estas historietas. ¡El deporte es sano! se publicó en el número 9 de Super Pulgarcito, en 1971. Se trata de una historia de ocho páginas de las que podíamos denominar “de asuntos internos”,  pues la pretensión del Súper es la puesta a punto de aquellos agentes que no reúnan las cualidades físicas idóneas: Mortadelo y Filemón, concretamente. Este afán de mejorar el estado físico de los personajes entronca con futuros álbumes como Deportes de espanto (1998).

La historia, ejemplo de la etapa clásica, contiene gags característicos de la serie como los relacionados con la paloma mensajera, la entrada secreta que se cierra antes de tiempo, la indiscreción de Mortadelo, que deja mal a Filemón ante el Súper,etc. Ya en el campo, se desarrollan una serie de gags que recuerdan a los de la época de Agencia de Información, en los que la pareja de protagonistas bastaba para hacer reír. Uno de los más recordados es el momento en que Mortadelo pinta una raya para que Filemón practique el salto de longitud…al borde de un barranco, en una escena que recuerda a las del Coyote y el Correcaminos de la Warner Bros. Otras pruebas recordadas son el penoso lanzamiento de peso, el salto de vallas (con la consiguiente trampa de Mortadelo) o el momento en que Mortadelo emprende una carrera…con la oreja de Filemón atada a la zapatilla. 

 Los agentes terminan tan hartos que acaban vengándose del Súper, practicando con él el tiro al blanco, en un final un tanto forzado, ya que en esta ocasión los protagonistas no tenían tantos motivos como en otras para pagarla con su superior. Este final poco coherente apenas resta mérito a una historieta lograda, con gags sencillos y eficaces en la mejor tradición de la serie.

También de 1971 es Pruebas de aptitud, publicada en el Mortadelo Extra de Verano de ese año.  Lo primero que destaca de esta historieta es el arranque, con un equívoco con el teléfono secreto que recuerda al que veremos en la historieta Los flamantes vigilantes, publicada en el Almanaque de Mortadelo para 1972, con una estructura de gag idéntica y algunas viñetas (como la primera) muy parecidas. Tampoco falta en Pruebas de aptitud la contraseña secreta, la mítica: “los tipos que fuman puro tienen cara de canguro”, con funestos resultados para Filemón. Nuevamente, nuestros agentes han de encargarse de un asunto interno: se van a promover una serie de ascensos en la organización y los nuevos puestos se otorgarán en función de los resultados de las pruebas propuestas.

Así, asistimos a gags brillantes en los que vemos los apuros de los agentes para desenfundar con rapidez, defenderse de un perro enemigo, cavar un hoyo… El forzado equívoco entre “muro” y “moro” y los tópicos chistes del paracaídas (el de Filemón no se abre y Mortadelo usa un bálsamo “ para caídas”como el que le pondrá al Súper en La ruta del yerbajo [1993]) se perdonan por la hilaridad de las situaciones. También es inolvidable el momento en que Mortadelo y Filemón saltan desde un puente sobre un tren, como harán años después en La ruta del yerbajo. 

A pesar de su pésima actuación, los agentes pecan de optimistas, pues esperan haber obtenido altos cargos en la TIA. Cuál no sería su sorpresa cuando comprobaron que, tras el resultado de las pruebas, solo están capacitados para tirar del arado en el sembrado, el mismo puesto que se les asignará en ¡Queda inaugurado el Mundial! (1982) según el coeficiente aportado por la computadora. Un buen final, adecuado para una historietas simpática, plagada de gags brillantes en la que lo mejor son las expresiones del Súper ante el lamentable papel que están desempeñando los agentes.



La historieta con la que Fernández Soto cierra este apartado es En el gimnasio, publicada en 1974 en el número 1 de Mortadelo Gigante.  En esta ocasión, Mortadelo y Filemón desempeñarán una misión de otro tipo, pues ya sí tienen un objetivo más allá que el de ponerse en forma o demostrar sus aptitudes: recuperar los brillantes robados al maharajá Ib-áñez por algún socio del Gimnasio de la calle del Lila. El escenario del gimnasio será repetido por Ibáñez en historietas como La gallina de los huevos de oro (1976), Soborno(1977), El SOE (1992)y Robots bestiajos (1993), al igual que en Una vida perruna (1986) y Gran Hotel (1987) de Chicha, Tato y Clodoveo

El hecho de que la historieta conste solo de seis páginas lleva a Ibáñez a abreviar, omitiendo la visita al cuartel general. Así, el Súper comunicará la misión a Filemón por teléfono, no sin que antes nuestros protagonistas tengan una desavenencia en la que Mortadelo acabará nombrando a Pepe Gotera y Otilio. Ya en el gimnasio, no falta el monitor brutote, los escondites inadecuados (destaca el gag de la sauna), un par de equívocos con respecto a algunos sospechosos y  un desgraciado encuentro de Filemón con una cama elástica. Finalmente, se descubre que este oyó mal el mensaje del Súper, quien le habló de uno de los socios del delincuente Jim Nasio, lo que desemboca en una venganza de Filemón, incapaz de admitir su propio error de interpretación.

Esta trilogía conforma el capítulo de historietas cortas que Miguel Fernández Soto cataloga dentro del apartado dedicado al deporte. En realidad, el concepto de realizar algún tipo de actividad física, ya desarrollado por Ibáñez en alguna historieta corta de los sesenta, resulta idóneo para la serie, en la que predomina el slapstick, lo que permite dar rienda suelta al extraordinario manejo del movimiento del autor. Las historietas propuestas, especialmente las dos primeras, son por su calidad un ejemplo de ello.

7 comentarios:

El Viejo dijo...

Efectivamente, un gran predominio del slapstick. Sin duda, una de las armas secretas mejor empleadas por Ibáñez con Mortadelo y Filemón.

Buena reconstrucción de este género deportivo en las historietas cortas, amigo Chespiro.

Chespiro dijo...

Es que el golpe y porrazo, cuando está bien hecho, puede resultar muy divertido.

El shendee dijo...

Oye, tengo una duda... Estoy colaborando para la página en TVTropes de MF. Hay una situación que sé que aparece varias veces, que es que Ibáñez hace creer que MF están en un vehículo más o menos decente, para luego ver que están en una bicicleta o algo así.
Me acuerdo de que pasa al principio de "valor y al toro", pero no me vienen a la cabeza más ejemplos. ¿A alguien se le ocurre más?

Chespiro dijo...

Cuando tenga tiempo, te hago una pequeña lista, ¿ok? Seguro que los lectores del blog también pueden cooperar.

Chespiro dijo...

Así, sin preparármelo, recuerdo algo similar en Contra el Gang del Chicharrón, Los verdes, La maldición gitana...Ufff tantos y tantos más...

El shendee dijo...

Con esos ejemplos será suficiente, gracias.

Chespiro dijo...

Otro ejemplo puede ser Parque de atracciones, según recuerdo.