Abordaremos hoy algunas de las
historietas cortas de Mortadelo y Filemón pertenecientes a la década de los
setenta. Como hemos hecho en otras ocasiones, partiremos de la clasificación
que hace Miguel Fernández Soto en su canónica obra El mundo de Mortadelo y
Filemón. Como el mismo autor señala, la inclusión de las historietas cortas en
uno u otro apartado es relativa. Partiendo de esta observación, que
compartimos, pensamos que, no obstante, su propuesta de clasificación es un
buen punto de partida para agrupar algunas de estas historietas para su
comentario. En esta ocasión, hemos escogido el apartado que Fernández Soto
recoge con el nombre de “¡El deporte es sano!”
Y este es, no
por casualidad, el título de la primera de estas historietas. ¡El deporte es
sano! se publicó en el número 9 de Super Pulgarcito, en 1971. Se trata de una
historia de ocho páginas de las que podíamos denominar “de asuntos
internos”, pues la pretensión del Súper
es la puesta a punto de aquellos agentes que no reúnan las cualidades físicas
idóneas: Mortadelo y Filemón, concretamente. Este afán de mejorar el estado
físico de los personajes entronca con futuros álbumes como Deportes de espanto
(1998).
La historia,
ejemplo de la etapa clásica, contiene gags característicos de la serie como los
relacionados con la paloma mensajera, la entrada secreta que se cierra antes de
tiempo, la indiscreción de Mortadelo, que deja mal a Filemón ante el Súper,etc.
Ya en el campo, se desarrollan una serie de gags que recuerdan a los de la
época de Agencia de Información, en los que la pareja de protagonistas bastaba
para hacer reír. Uno de los más recordados es el momento en que Mortadelo pinta
una raya para que Filemón practique el salto de longitud…al borde de un
barranco, en una escena que recuerda a las del Coyote y el Correcaminos de la
Warner Bros. Otras pruebas recordadas son el penoso lanzamiento de peso, el
salto de vallas (con la consiguiente trampa de Mortadelo) o el momento en que
Mortadelo emprende una carrera…con la oreja de Filemón atada a la zapatilla.
Los agentes
terminan tan hartos que acaban vengándose del Súper, practicando con él el tiro
al blanco, en un final un tanto forzado, ya que en esta ocasión los protagonistas no
tenían tantos motivos como en otras para pagarla con su superior. Este final
poco coherente apenas resta mérito a una historieta lograda, con gags sencillos
y eficaces en la mejor tradición de la serie.
También de
1971 es Pruebas de aptitud, publicada en el Mortadelo Extra de Verano de ese
año. Lo primero que destaca de esta
historieta es el arranque, con un equívoco con el teléfono secreto que recuerda
al que veremos en la historieta Los flamantes vigilantes, publicada en el
Almanaque de Mortadelo para 1972, con una estructura de gag idéntica y algunas
viñetas (como la primera) muy parecidas. Tampoco falta en Pruebas de aptitud la
contraseña secreta, la mítica: “los tipos que fuman puro tienen cara de
canguro”, con funestos resultados para Filemón. Nuevamente, nuestros agentes
han de encargarse de un asunto interno: se van a promover una serie de ascensos
en la organización y los nuevos puestos se otorgarán en función de los
resultados de las pruebas propuestas.
Así, asistimos
a gags brillantes en los que vemos los apuros de los agentes para desenfundar
con rapidez, defenderse de un perro enemigo, cavar un hoyo… El forzado equívoco
entre “muro” y “moro” y los tópicos chistes del paracaídas (el de Filemón no se
abre y Mortadelo usa un bálsamo “ para caídas”como el que le pondrá al Súper en
La ruta del yerbajo [1993]) se perdonan por la hilaridad de las situaciones.
También es inolvidable el momento en que Mortadelo y Filemón saltan desde un
puente sobre un tren, como harán años después en La ruta del yerbajo.
A pesar de su
pésima actuación, los agentes pecan de optimistas, pues esperan haber obtenido
altos cargos en la TIA. Cuál no sería su sorpresa cuando comprobaron que, tras
el resultado de las pruebas, solo están capacitados para tirar del arado en el
sembrado, el mismo puesto que se les asignará en ¡Queda inaugurado el Mundial!
(1982) según el coeficiente aportado por la computadora. Un buen final,
adecuado para una historietas simpática, plagada de gags brillantes en la que
lo mejor son las expresiones del Súper ante el lamentable papel que están
desempeñando los agentes.
La historieta
con la que Fernández Soto cierra este apartado es En el gimnasio, publicada en
1974 en el número 1 de Mortadelo Gigante.
En esta ocasión, Mortadelo y Filemón desempeñarán una misión de otro
tipo, pues ya sí tienen un objetivo más allá que el de ponerse en forma o demostrar
sus aptitudes: recuperar los brillantes robados al maharajá Ib-áñez por algún
socio del Gimnasio de la calle del Lila. El escenario del gimnasio será
repetido por Ibáñez en historietas como La gallina de los huevos de
oro (1976), Soborno(1977), El SOE (1992)y Robots bestiajos (1993), al
igual que en Una vida perruna (1986) y Gran
Hotel (1987) de Chicha, Tato y Clodoveo.
El hecho de
que la historieta conste solo de seis páginas lleva a Ibáñez a abreviar,
omitiendo la visita al cuartel general. Así, el Súper comunicará la misión a
Filemón por teléfono, no sin que antes nuestros protagonistas tengan una
desavenencia en la que Mortadelo acabará nombrando a Pepe Gotera y Otilio. Ya
en el gimnasio, no falta el monitor brutote, los escondites inadecuados
(destaca el gag de la sauna), un par de equívocos con respecto a algunos
sospechosos y un desgraciado encuentro
de Filemón con una cama elástica. Finalmente, se descubre que este oyó mal el
mensaje del Súper, quien le habló de uno de los socios del delincuente Jim
Nasio, lo que desemboca en una venganza de Filemón, incapaz de admitir su
propio error de interpretación.
Esta trilogía
conforma el capítulo de historietas cortas que Miguel Fernández Soto cataloga
dentro del apartado dedicado al deporte. En realidad, el concepto de realizar
algún tipo de actividad física, ya desarrollado por Ibáñez en alguna historieta
corta de los sesenta, resulta idóneo para la serie, en la que predomina el
slapstick, lo que permite dar rienda suelta al extraordinario manejo del
movimiento del autor. Las historietas propuestas, especialmente las dos
primeras, son por su calidad un ejemplo de ello.
7 comentarios:
Efectivamente, un gran predominio del slapstick. Sin duda, una de las armas secretas mejor empleadas por Ibáñez con Mortadelo y Filemón.
Buena reconstrucción de este género deportivo en las historietas cortas, amigo Chespiro.
Es que el golpe y porrazo, cuando está bien hecho, puede resultar muy divertido.
Oye, tengo una duda... Estoy colaborando para la página en TVTropes de MF. Hay una situación que sé que aparece varias veces, que es que Ibáñez hace creer que MF están en un vehículo más o menos decente, para luego ver que están en una bicicleta o algo así.
Me acuerdo de que pasa al principio de "valor y al toro", pero no me vienen a la cabeza más ejemplos. ¿A alguien se le ocurre más?
Cuando tenga tiempo, te hago una pequeña lista, ¿ok? Seguro que los lectores del blog también pueden cooperar.
Así, sin preparármelo, recuerdo algo similar en Contra el Gang del Chicharrón, Los verdes, La maldición gitana...Ufff tantos y tantos más...
Con esos ejemplos será suficiente, gracias.
Otro ejemplo puede ser Parque de atracciones, según recuerdo.
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