Al igual que
ya hicimos con Jaume Rovira y José Escobar, hoy analizaremos el homenaje que
Essegé y Francisco Serrano hicieron a Francisco Ibáñez por el 25 aniversario de
Mortadelo y Filemón. Dicho tributo se concretó en la historieta de Neronius
titulada Bárbaros del futuro, que se recopiló en el volumen de la colección Olé
Entre amigos, que conmemoraba la efeméride. Realmente, el título original de la
serie fue Résidus, Tyran de Rome y fue creada por Blareau y Pierre Guilmard. A
partir de 1981, fue continuada por Essegé (Segundo García González) y
guionizada por diversos autores. En este caso, el guion corre a cargo de
Francisco Serrano, otro habitual de las historietas apócrifas de Mortadelo y
Filemón durante los años 70 y 80.
Serrano, como
decimos, ya había manejado los personajes de Ibáñez en otras ocasiones, lo que
sin duda le sirvió de ayuda para escribir esta aventura, en la cual se explora
la posibilidad de los viajes en el tiempo, no siempre aprovechada por Ibáñez.
En la obra de este autor, apenas encontramos este recurso argumental en
historietas como El Quinto Centenario (1992) o El dos de mayo (2009), además de
en la historieta corta El cacharro del tiempo (1990), donde, aunque sea durante
unas breves viñetas, Mortadelo es transportado a la Roma imperial.
El argumento
de Serrano capta el momento histórico de nuestro país, con las alusiones al
banquero A.B.Jorro, quien para eludir a la justicia, se largó a la Roma del año
40 de nuestra era. El guiño al popular Ruiz Mateos y al escándalo de Rumasa
(cuyo símbolo era una abeja) es evidente.
Como ocurre en todas las historietas de este tomo, el dibujante original
, Essegé en este caso, dejó el hueco para que Ibáñez dibujara a sus personajes.
Destaca la gran calidad de las figuras de Ibáñez, seguramente entintadas por él
mismo. A pesar de ello, se aprecia que el dibujante de base estableció las
posturas de los personajes, así como sus posiciones, por lo que de vez en
cuando podemos apreciar gestos y movimientos poco ibañezcos, lo cual no es un
inconveniente, pues nos permite encontrar a nuestros agentes secretos en
posturas poco convencionales.
Ya en la Roma
imperial, Mortadelo y Filemón son confundidos con unos emisarios bárbaros y el
pitoniso interpreta que tienen como objetivo secuestrar a Neronius, por lo que
son condenados al circo romano. Finalmente, gracias a unas monedas explosivas
del profesor Bacterio, logran escapar no sin antes hacer volar parte del
Coliseo romano. Encontramos aquí una técnica ya usada por Goscinny en los
álbumes de Astérix, atribuir a los personajes algún hecho famoso de la
Antigüedad, en este caso se explica la destrucción del icónico monumento. Algo
similar ocurre cuando Mortadelo y Filemón, en su afán de vengarse del Súper
porque todo había sido una equivocación (recurso muy de Ibáñez) aparecen como responsables del
incendio de Roma que, posteriormente, se atribuiría a Nerón (Neronius, en este
caso).
El dibujo de
Essegé de la antigua Roma es más que correcto, con viñetas muy trabajadas como
la quinta de la página 3. Aunque sus edificios no llegan a la altura de los
dibujos de Albert Uderzo—la comparación es casi inevitable—, contextualiza a
los personajes mucho más de lo que lo hubiera hecho Ibáñez. En cuanto a los
diálogos, no se consigue aproximarse del todo al universo de los personajes
originales, aunque hay intentos de similitud, como cuando se dice “¿no te
jiba?”, en la viñeta 9 de la página 5.
Por otra
parte, encontramos detalles que no sabemos si fueron cosa de Ibáñez en el
acabado final para dotar de más “salsa” a la historia o si ya estaban en el
guion de Francisco Serrano. Así, encontramos a Mortadelo con el cuerno del
casco de su jefe clavado en el trasero (todo esto como acción secundaria) y un
detalle de fondo en la última página, consistente en un jamón a medio cortar,
que bien podría haber sido añadido por Ibáñez. De no ser así, es mérito de
Essegé y Serrano, pues este objeto recrea bien los fondos del padre de
Mortadelo.
Sea como
fuere, y aunque ni Francisco Serrano ni Essegé se encuentren entre los autores
más recordados de Bruguera, el resultado final es bastante bueno, con una
historieta simpática de cuidada resolución que constituye un digno homenaje al
25 aniversario de los personajes de Ibáñez.
4 comentarios:
Muy buena entrada. Enhorabuena por el post. El caso es que, a pesar de no tener el volumen recopilatorio de Olé del 25 aniversario (tengo otros, pero no ése), sí recuerdo la historieta como tal, quizá en algún Mortadelo o un Super Mortadelo.
Como bien dice, Essegé no es de los más recordados, quizá por no ser un dibujante de "los clásico", pero sus historias me gustaron mucho, y el dibujo me parece impecable.
Recuerdo los últimos años de Bruguera y los primeros de Ediciones B, y Essegé era uno de aquellos autores. Gran dibujante.
Si el post ha servido para que lo recordemos un poco más, bienvenido sea.
Gracias por comentar, amigo.
Como viene siendo costumbre, entrevistas y exclusivas en el mejor rincón (por lo menos para quien firma el comentario) de Mortadelo en la red.
Usted que me ve con buenos y vetustos ojos, amigo Viejo.
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