domingo, 23 de septiembre de 2012

MORTADELO Y FILEMÓN CONOCEN A NERONIUS



Al igual que ya hicimos con Jaume Rovira y José Escobar, hoy analizaremos el homenaje que Essegé y Francisco Serrano hicieron a Francisco Ibáñez por el 25 aniversario de Mortadelo y Filemón. Dicho tributo se concretó en la historieta de Neronius titulada Bárbaros del futuro, que se recopiló en el volumen de la colección Olé Entre amigos, que conmemoraba la efeméride. Realmente, el título original de la serie fue Résidus, Tyran de Rome y fue creada por Blareau y Pierre Guilmard. A partir de 1981, fue continuada por Essegé (Segundo García González) y guionizada por diversos autores. En este caso, el guion corre a cargo de Francisco Serrano, otro habitual de las historietas apócrifas de Mortadelo y Filemón durante los años 70 y 80.

Serrano, como decimos, ya había manejado los personajes de Ibáñez en otras ocasiones, lo que sin duda le sirvió de ayuda para escribir esta aventura, en la cual se explora la posibilidad de los viajes en el tiempo, no siempre aprovechada por Ibáñez. En la obra de este autor, apenas encontramos este recurso argumental en historietas como El Quinto Centenario (1992) o El dos de mayo (2009), además de en la historieta corta El cacharro del tiempo (1990), donde, aunque sea durante unas breves viñetas, Mortadelo es transportado a la Roma imperial.

El argumento de Serrano capta el momento histórico de nuestro país, con las alusiones al banquero A.B.Jorro, quien para eludir a la justicia, se largó a la Roma del año 40 de nuestra era. El guiño al popular Ruiz Mateos y al escándalo de Rumasa (cuyo símbolo era una abeja) es evidente.  Como ocurre en todas las historietas de este tomo, el dibujante original , Essegé en este caso, dejó el hueco para que Ibáñez dibujara a sus personajes. Destaca la gran calidad de las figuras de Ibáñez, seguramente entintadas por él mismo. A pesar de ello, se aprecia que el dibujante de base estableció las posturas de los personajes, así como sus posiciones, por lo que de vez en cuando podemos apreciar gestos y movimientos poco ibañezcos, lo cual no es un inconveniente, pues nos permite encontrar a nuestros agentes secretos en posturas poco convencionales.



Ya en la Roma imperial, Mortadelo y Filemón son confundidos con unos emisarios bárbaros y el pitoniso interpreta que tienen como objetivo secuestrar a Neronius, por lo que son condenados al circo romano. Finalmente, gracias a unas monedas explosivas del profesor Bacterio, logran escapar no sin antes hacer volar parte del Coliseo romano. Encontramos aquí una técnica ya usada por Goscinny en los álbumes de Astérix, atribuir a los personajes algún hecho famoso de la Antigüedad, en este caso se explica la destrucción del icónico monumento. Algo similar ocurre cuando Mortadelo y Filemón, en su afán de vengarse del Súper porque todo había sido una equivocación (recurso muy  de Ibáñez) aparecen como responsables del incendio de Roma que, posteriormente, se atribuiría a Nerón (Neronius, en este caso). 

El dibujo de Essegé de la antigua Roma es más que correcto, con viñetas muy trabajadas como la quinta de la página 3. Aunque sus edificios no llegan a la altura de los dibujos de Albert Uderzo—la comparación es casi inevitable—, contextualiza a los personajes mucho más de lo que lo hubiera hecho Ibáñez. En cuanto a los diálogos, no se consigue aproximarse del todo al universo de los personajes originales, aunque hay intentos de similitud, como cuando se dice “¿no te jiba?”, en la viñeta 9 de la página 5.


Por otra parte, encontramos detalles que no sabemos si fueron cosa de Ibáñez en el acabado final para dotar de más “salsa” a la historia o si ya estaban en el guion de Francisco Serrano. Así, encontramos a Mortadelo con el cuerno del casco de su jefe clavado en el trasero (todo esto como acción secundaria) y un detalle de fondo en la última página, consistente en un jamón a medio cortar, que bien podría haber sido añadido por Ibáñez. De no ser así, es mérito de Essegé y Serrano, pues este objeto recrea bien los fondos del padre de Mortadelo.

Sea como fuere, y aunque ni Francisco Serrano ni Essegé se encuentren entre los autores más recordados de Bruguera, el resultado final es bastante bueno, con una historieta simpática de cuidada resolución que constituye un digno homenaje al 25 aniversario de los personajes de Ibáñez.

4 comentarios:

Rafalinux dijo...

Muy buena entrada. Enhorabuena por el post. El caso es que, a pesar de no tener el volumen recopilatorio de Olé del 25 aniversario (tengo otros, pero no ése), sí recuerdo la historieta como tal, quizá en algún Mortadelo o un Super Mortadelo.

Como bien dice, Essegé no es de los más recordados, quizá por no ser un dibujante de "los clásico", pero sus historias me gustaron mucho, y el dibujo me parece impecable.

Recuerdo los últimos años de Bruguera y los primeros de Ediciones B, y Essegé era uno de aquellos autores. Gran dibujante.

Chespiro dijo...

Si el post ha servido para que lo recordemos un poco más, bienvenido sea.
Gracias por comentar, amigo.

El Viejo dijo...

Como viene siendo costumbre, entrevistas y exclusivas en el mejor rincón (por lo menos para quien firma el comentario) de Mortadelo en la red.

Chespiro dijo...

Usted que me ve con buenos y vetustos ojos, amigo Viejo.