El nuevo "cate" se gesta en medio de la reforma del Catecismo que la Iglesia católica decidió emprender a principios de la década de los noventa. En su momento, fue un álbum de notable actualidad y todavía hoy es recordado por Ibáñez como un ejemplo de su inmersión en la realidad cotidiana del lector, por lo que es citado en no pocas entrevistas. Entre sus declaraciones, Ibáñez afirma haber gastado litros de tinta por culpa de tanta sotana. Esto no es sino uno de los tópicos de los que se nutre este episodio de las aventuras de nuestros agentes (es evidente que Ibáñez hace años que no entinta). Algunos de los tópicos relativos al carácter entrometido de los curas, a sus paradojas e incoherencias sin duda serían del agrado del lector medio de nuestro autor, aunque tenemos que aclarar que la crítica a las instituciones católicas no es tan feroz ni rabiosa como en los últimos años.
Desde el punto de vista gráfico, Miguel Fernández Soto destaca en El mundo de Mortadelo y Filemón este álbum frente a otros del periodo, aunque no encontramos un motivo claro que explique esta preferencia en una historia representativa gráficamente del periodo en el que nos encontramos: adecuado acabado, buena realización, pero con figuras excesivamente estilizadas. Algún pequeño error (como los espacios negros sin rellenar, en la página 32) no ensombrece el resultado final.
La aventura corresponde al clásico esquema de "quedar bien" delante de una autoridad, tan utilizado tanto por el autor como por los demás dibujantes de su escuela. Es por ello que la mayoría de las escenas transcurren en el interior de la TIA. Esto es, más que una misión propiamente dicha, nos encontramos ante un asunto interno de la organización. Otra cuestión sería por qué un organismo laico debe rendir cuentas a una institución religiosa en un estado también laico, pero el parentesco del cardenal con el director, es su hermano, nos puede dar una pista.
Como tantos otros del periodo, el capítulo se divide en seis episodios, cuatro de ellos de ocho páginas y dos de seis. El primer episodio parece más que nada un prólogo, pues todavía no hay misión que realizar. El citado cardenal acude a visitar la TIA y por un motivo que no alcanzamos a comprender el Súper le muestra a Mortadelo y Filemón como modelos de agente. La supuesta comicidad viene determinada por el contraste entre lo que nuestros protagonistas deberían ser y lo que son. Así, en esta historieta se muestran especialmente groseros, mujeriegos y soeces. Del mismo modo, intentan imitar un lenguaje juvenil tan poco acertado como el de la serie Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo.
Precisamente
será el lenguaje uno de los aspectos que destaquen de este álbum. Mientras que nuestros agentes hacen gala de una vulgaridad sin límite (grosera para un tebeo que se dirige, entre otro público, al infantil), los eclesiásticos muestran un más acertado uso del registro elevado, aquí matizado por el componente paródico. Destacan sus interminables peroratas (delirantes, en muchos casos) y los juegos de palabras con los nombres de los santos, tan forzados como otros chistes del álbum). Hilarante resulta también el uso del latín macarrónico por parte de los sacerdotes.
Centrándonos en el primer episodio, la "ayuda" de nuestros agentes hará que el cardenal quede mal ante la marquesa, apareciendo como un travesti (igual que el Súper en El candidato, 1989) y como un "ángel malo", en medio de gags un poco forzados. Otros, como aquel en el que rezan el Padrenuestro mientras conducen, no están exentos de hilaridad. El segundo capítulo contiene el título de la historia, en la página 11 (una de las mayores demoras a la hora de ponerlo, junto con Una vida perruna, de Chicha, Tato y Clodoveo, 1986).
Con la presencia de Monseñor Estáquez empieza realmente la misión, en la que Mortadelo y Filemón deberán velar por la castidad de la organización, ante el intolerante sacerdote. Esto provocará algunos malentendidos con un escocés y con la Ofelia, personaje con el que acabará morreándose involuntariamene ante la mirada de su superior. El hecho de que el sacerdote aparezca como si se hubiera corrido una juerga loca con la secretaria del Súper no deja de tener su gracia. La viñeta final, con la mención a la Inquisición es sintomática de la visión que Ibáñez tiene de la institución a la que dedica el álbum.
El tercer episodio, que empieza con el dolorido pie del Súper, aunque sin continuidad en este tema, relata la visita del prefecto de la congregación del Santo Billo, que emprende una campaña contra la superstición que desemboca en gags basados en las confusiones y en un uso forzado del lenguaje, con resultados más o menos divertidos. La cuarta parte arranca con nuestros agente mofándose de la figura del Súper, como hicieran en Los diamantes de la gran duquesa (1972) o en La perra de las galaxias (1988). El abate Cataclismus dota de más contenido a esta parte, en la que se observan algunas de las paradojas de la Iglesia: libera a un can peligroso en nombre de la libertad, pero propone una cruel condena para un raterillo; critica la educación basada en el cachete a los niños pero postula la tortura; se opone a la muerte de una cucaracha pero es partidario de eliminar a seres humanos "indeseables".
Se trata, pues, de uno de los más odiosos visitantes que tienen nuestros agentes, tanto así que consigue desatar sus iras parcialmente. No obstante, aporta notable comicidad, sobre todo en la escena final, en la que lo vemos tan cegato como un Rompetechos cualquiera. De este episodio hay que destacar la escasa participación de Filemón y el simpático cameo de Pepe Gotera y Otilio.
En el quinto episodio, nuestros agentes se la verán con una monja amargada y hombruna que combatirá los horóscopos y vaticinios varios. Esto dará pie a una serie de equivocaciones más que forzadas que acabarán con una explosión por culpa de Filemón. No deja de ser curioso que en la última viñeta del capítulo este personaje llame "Judas" (muy en consonancia con el tema del álbum) a un Mortadelo que, junto al Súper, rastrea su pista. En el sexto episodio nuestros agentes hacen quedar por los suelos al Súper delante de Fray Torrezno del Somormujo, prepósito de los sabadicos descalcetinados.
Con este nuevo eclesiástico, nuestros hombres asumen su tarea de predicadores, por lo que Mortadelo convence al director para que termine con su gula mortal, de manera que su cocinero se arruina y se venga de Mortadelo. Este, furioso, le pega un tiro al fraile, dando así lugar a un final abrupto, apresurado, mediocre, pero fuertemente impactante desde el punto de vista visual, con la imagen de un Mortadelo encañonando a una autoridad eclesiástica.
En líneas generales, a pesar de la repercusión que pudo tener el álbum en su momento, se trata de una historia no demasiado divertida, con chistes forzados y un desarrollo bastante discreto, en el que Ibáñez juega más con el efectismo que con los contenidos humorísticos.
A modo de curiosidad, aprovecho para expresar mis sospechas acerca de que BRB internacional se basó en este álbum para el colorido de los personajes fijos de su serie de tv, que saldría a la luz un año después. Nótese, pues, cómo en dicha serie el profesor Bacterio muestra los mismos colores en su ropa que los que tiene en el apartado primero de este álbum, en lugar de su verde habitual. Lo mismo decimos de la señorita Irma que, en la serie, en lugar de ir de rosa o rojo viste los colores de la señorita explosiva que aparece en el primer capítulo, a la que bien podrian haber confundido con ella.
12 comentarios:
-Comics como " Robots bestiajos " , " El Racista " y este son de los que tienen un humor singular ( ya que son de la misma epoca ) . Los cates que aparecen en este comic vuelven a aparecer ( con otros sacerdotes diferentes a este comic ) en " la rehabilitación " , por lo que este podria ser su continuacion de la aparicion de hombres de iglesia en la T.I.A .
- Ya me extrañaba de donde sacaron que Bacterio llevara vestimenta marron en la serie , asi como porque Bestiajez tenia la cara del M. J. ( o personaje bestiajo que comente una vez en mi blog ) en dicha serie .
El Bestiájez de la serie parece más una reelaboración de Billy, el Horrendo.
a mi la primera mitad de este album me parece muy divertido ,despues decae y se hace repetitivo,algo que ocurre mucho en los 90.Aun asi le doy un 7 .
Por cierto disfruto mucho viendo como ibañez le mete cera a esos vividores de la iglesia ....
Sí, en esa década empezó a flaquear el maestro.
No, desde luego que no es de las mejores historietas de MyF que hay... También es flojilla dentro de su ámbito, de los años 90... Tiene pocos gags graciosos, como bien dices, incluso forzados.
Exacto. Uno de los álbumes en que están más forzados los gags.
En los últimos años, Ibáñez ha ido arremetiendo cada vez con más fuerza contra la Iglesia. Me pregunto si no tendrá alguna razón personal. No recuerdo que haya ningún otro colectivo al que les dé caña con tanta intención.
No deja de ser curioso, Don Guri, tanta es la saña que yo también me he planteado si le habrá ocurrido algo personal.
Gracias por el buen rato que he pasado recordando ese cómic al leer tu artículo. Ahora tengo ganas de leerlo de nuevo XD Un saludo!!
Pues nada, Rey David, a releer, a releer.
Gran artículo. "El nuevo cate" es uno de mis álbumes más queridos, no por ser especialmente bueno, sino porque es uno de los primeros que leí que mi memoria alcanza a recordar. Debía tener yo ocho o nueve años. Y siempre resulta refrescante ver como alguien se pitorrea de la Iglesia, una institución, por lo general, intocable.
Gracias por el comentario. No deja de ser curioso que el álbum más criticado por la Iglesia no ha sido este, sino Mortadelo de la Mancha,que tanta polémica trajo.
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