Conocida es ya la historia de que en 1964, la censura “aconsejó” a Editorial Bruguera que el científico loco de 13, Rue del Percebe abandonara el inmueble, pues se dedicaba a crear vida y, por lo visto, Dios era el único que podía y debía asumir tan delicado oficio. Por ello, como comentamos en el capítulo anterior de esta subserie de posts, el personaje en cuestión voló en busca de nuevos rumbos y el piso se puso en venta.
Sí, en venta, a pesar de que Antonio Guiral afirma en su edición de la serie para RBA que todos los vecinos son alquilados (probablemente a Ibáñez no le quite el sueño este desliz). Se trata de uno de esos escasos ejemplos de continuidad argumental que ofrecía la obra del dibujante catalán por aquella época. De este modo, la portera pasa a enseñar semana tras semana el piso del que hablamos, cantando sus bondades y adquiriendo así un rol más activo dentro de la peculiar comunidad de vecinos, pues antes se limitaba a interactuar con los usuarios del ascensor, con don Hurón o a la mera observación.
A pesar del poco tiempo que duró esta nueva rutina cómica, distinguimos tres tipos de gags básicos desarrollados en este piso durante esta época:
Sí, en venta, a pesar de que Antonio Guiral afirma en su edición de la serie para RBA que todos los vecinos son alquilados (probablemente a Ibáñez no le quite el sueño este desliz). Se trata de uno de esos escasos ejemplos de continuidad argumental que ofrecía la obra del dibujante catalán por aquella época. De este modo, la portera pasa a enseñar semana tras semana el piso del que hablamos, cantando sus bondades y adquiriendo así un rol más activo dentro de la peculiar comunidad de vecinos, pues antes se limitaba a interactuar con los usuarios del ascensor, con don Hurón o a la mera observación.
A pesar del poco tiempo que duró esta nueva rutina cómica, distinguimos tres tipos de gags básicos desarrollados en este piso durante esta época:
-) Gags relacionados con el precio de la vivienda. Actuales como la vida misma. No nos resulta tan ajena la escena en la que la portera ostenta un saco gigante para cobrar lo que vale el cubículo.
-) Gags relacionados con la precariedad del piso o de las instalaciones. Debilidad del mismo, la “ligera humedad”, la rusticidad de los muebles, vigas que se caen, irrisorio sistema de calefacción…
-) Gags relacionados con las características del nuevo inquilino. Presenta una variada tipología que explota los tópicos de tipos populares como un rey, un músico o un motociclista.
-) Gags relacionados con la precariedad del piso o de las instalaciones. Debilidad del mismo, la “ligera humedad”, la rusticidad de los muebles, vigas que se caen, irrisorio sistema de calefacción…
-) Gags relacionados con las características del nuevo inquilino. Presenta una variada tipología que explota los tópicos de tipos populares como un rey, un músico o un motociclista.
A Ibáñez no le debieron parecer especialmente jugosas estas situaciones, pues poco más de veinte semanas después dotó al piso de un inquilino fijo: el sastre. En otras palabras, canceló el gag e instauró una nueva fuente de situaciones cómicas.
No obstante, en 7, Rebolling Street rescató esta rutina cómica en la figura de un vendedor de pisos cínico y caradura. No existe un homólogo de tal figura en la “versión televisiva” de 13, Rue del Percebe, Aquí no hay quien viva, pero sí en su heredera, La que se avecina, serie en la que, al menos durante la primera temporada, había un piso vacío que intentaban vender en vano tres agentes inmobiliarios caracterizados por Guillermo Ortega, Elio González y Vanesa Romero.
El mismo Ibáñez reutilizará este tipo de gags en la historieta larga de Mortadelo y Filemón El señor de los ladrillos (2003), donde se denuncian en tono jocoso las estafas relacionadas con el mundo de la construcción.
No obstante, en 7, Rebolling Street rescató esta rutina cómica en la figura de un vendedor de pisos cínico y caradura. No existe un homólogo de tal figura en la “versión televisiva” de 13, Rue del Percebe, Aquí no hay quien viva, pero sí en su heredera, La que se avecina, serie en la que, al menos durante la primera temporada, había un piso vacío que intentaban vender en vano tres agentes inmobiliarios caracterizados por Guillermo Ortega, Elio González y Vanesa Romero.
El mismo Ibáñez reutilizará este tipo de gags en la historieta larga de Mortadelo y Filemón El señor de los ladrillos (2003), donde se denuncian en tono jocoso las estafas relacionadas con el mundo de la construcción.
5 comentarios:
Me encantaban los gags del piso vacío. Más que los de su posterior inquilino, el sastre.
Un saludo.
Tampoco era el sastre mi inquilino favorito, aunque hay que reconocer que es uno de los más característicos.
A mí me gustaban más también los del piso vacío que los del sastre, e incluso también me gustaban más los del científico que los del sastre...
Otra cosa que me llama la atención es que existe una página en la que el científico se está mudando, mientras que no hay otra en la que el sastre esté llegando, sino que parece que lleva ahí toda la vida...
No podemos olvidar que, al fin y al cabo, el sastre fue una segunda (o tercera) opción.
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