domingo, 19 de julio de 2009

CHICHA, TATO Y CLODOVEO: EL NEGOCIETE (1987)



El negociete (1987) es la tercera aventura larga de Chicha, Tato y Clodoveo, la apuesta de Ibáñez para la revista Guai! Aunque muchos consideran este álbum dentro del grupo de los más acertados que realizó Ibáñez con estos personajes, lo cierto es que en él empezamos a notar los primeros síntomas de temprana decadencia de la serie. Mientras que Una vida perruna (no tan parecido a Misión de perros como algunos postulan) y Pero…¿quiénes son esos tipos? aportan algo a la serie, en la medida en que constituyen la presentación y antecedentes de los personajes, El negociete supone ya la pérdida total del argumento y,especialmente, el inicio de una época en la que las historietas del trío de parados van a consistir en un “recorta y pega” de obras anteriores del autor.

La misma portada de la edición en tapa dura del álbum presenta un guardia urbano que será un remedo del dibujado por Ibáñez para la portada de El balón catastrófico (1982). Este dato resulta sintomático y simbólico de lo que después será la historieta. La historia comienza con tres chistes iniciales relativos a los empleos anteriores de los personajes. Mientras que el de Tato es un chiste-tipo, la imagen de Chicha haciéndole las uñas a un elefante la encontramos ya en una historieta corta de Mortadelo y Filemón de finales de los sesenta a la que, agrupada con otras, se le ha dado el título de “Situaciones complicadas”. El chiste de Clodoveo “haciendo un crucero” se encuentra ya en la portada del número 245 de la revista Mortadelo.

Nuestros protagonistas, ante el desengaño de lo que ofrece la oficina de empleo, proponen montar un “negociete” para realizar chapuzas varias, cuya sede, dada la escasez de capital de los tres inversores será un cuchitril mal techado en plena calle. El hecho de que los protagonistas sean tres parados permite a Ibáñez una ubicuidad similar a los “camuflajes” de sus agentes de la TIA: pueden desempeñar todo tipo de empleos en distintos contextos, favoreciendo así la sucesión de gags.













Sin embargo, en este álbum el “parentesco” de los personajes hay que buscarlo más con Pepe Gotera y Otilio, ya que los nuevos protagonistas asumirán sus “chapuzas a domicilio” e incluso algunos de sus gags recurrentes: las descaradas respuestas a los clientes, el hecho de que uno trabaje mientras otro se vaya al bar, etc. Además, en este primer episodio de cuatro páginas, Chicha se queda al margen atendiendo a las llamadas, de manera que el trío pasa a ser dúo cómico, un formato mucho más fácil de manejar para el autor. En este tramo de historieta, nuestros protagonistas se encargan de “arreglar” un aire acondicionado, dejando el episodio abierto para el capítulo siguiente.

La entradilla del segundo episodio, de seis páginas, hace referencia a las deudas en el bar de Joro del trío, aunque la coherencia del álbum es tan escasa que este prólogo solo se mantendrá en los capítulos 3 y 4 del álbum. Una sucesión de gags completan este capítulo, cuya idea inicial se encuentra en la historieta corta de Pepe Gotera y Otilio publicada en el Tío Vivo. Extra de Verano de 1971, de donde se copia también literalmente el gag de la silla calentada por el soplete. Del mismo modo, el colofón, con el aire acondicionado echando un chorro de fuego parte también de una historieta de finales de los sesenta que se ha rebautizado con el título de “Aire acondicionado”, también de los entrañables chapuzas de Ibáñez. Como curiosidad, en este episodio aparece un Mortadelo en un cuadro que, por una parte, confirma que Ibáñez no es el autor de los dibujos de este álbum y, por otra, supone un cierto desafío, pues hay que recordar que en esta época el autor no era aún el dueño legal de sus creaciones. El gag que se deriva de la contemplación del cuadro lo encontramos previamente en la historieta de Pepe Gotera y Otilio publicada en el número 345 de Tío Vivo, allá por 1967.












Si en el episodio anterior los guiños a obras precedentes eran anécdotas aisladas, el capítulo tercero, en el que Chicha, Tato y Clodoveo ejercen de jardineros, contiene gags, si no calcados, directamente inspirados en las andanzas de Pepe Gotera y Otilio. Así, el que consiste en cavar un agujero justo delante de la puerta lo encontramos ya en el Tío Vivo 333 (1967), mientras que el chiste de ponerse “de puntillas” y el de quitar la caja inferior sobre la que se sostenía Clodoveo para llegar más alto los tenemos en otra historieta corta de los chapuzas a domicilio de principios de los 70. Por su parte, el hecho de cortar el césped con cuchillas de afeitar y la cortadora que se va sola desmelenando a quien pille por delante, provienen de la historieta corta “La cortadora de césped”, también de Gotera y Otilio. De los mismos personajes es la historieta corta de los 70 en la que Otilio, sin querer, neutraliza a un león peligroso. Dicha historieta, que se puede encontrar hoy en día en el Super Humor 29, especial 40 aniversario de Mortadelo y Filemón, dio seguramente pie a la masacre final que le hacen a la pobre dueña del jardín en la historieta del trío del que hablamos (incluido el hecho de quedar “atada” a un árbol y arder junto con unos matorrales).







En el cuarto episodio, los dueños del negociete van a instalar un trampolín, para lo cual transportan un tablón en coche causando estragos en la ciudad, como ya hicieran Mortadelo y Filemón con un tronco en la historieta corta de los 60 “La banda del Rata”. Una serie de gags inocuos rellenan este episodio, claramente basado en otra historieta de Pepe Gotera y Otilio de principios de los 70 en la que realizan un trabajo similar. Especialmente idénticos son el gag del trampolín que se cimbrea demasiado y de la roca que hay debajo de él. Para ir más acorde con los tiempos, el episodio culminará con el cliente aterrizando desnudo en una barca pilotada por castas señoras ancianas.





En el quinto capítulo observamos un nivel de dibujo ligeramente mejor que en los anteriores, aunque no por ello debemos pensar que se trata de obra de Ibáñez. Las discusiones con Joro que servían de entradilla se sustituyen ahora por un altercado callejero entre Chicha y una señora mientras la primera ejercía de secretaria (¿machismo de Ibáñez por poner como secretaria a la única mujer del grupo?). En este apartado nuestros expertos tienen que arreglar una barca, con un desarrollo nada original ya que las páginas 24 y la 27 están prácticamete calcadas de historietas de los 70 de Pepe Gotera y Otilio de la que sacan, no solo la idea de los gags, sino encuadres, desarrollo, etc., con algunas viñetas que parecen idénticas.






























Más original, hasta que se demuestre lo contrario, es el siguiente capítulo (más extenso, de ocho páginas), en el que los personajes tienen que darle una puesta a punto a una avioneta. El conjunto de este tramo es, en general, más divertido, sobre todo por los comentarios de los personajes secundarios. La originalidad de este apartado no quita que encontremos algunos gags que nos recuerden a las historietas más clásicas de Mortadelo y Filemón, relacionados en este caso con el avisador de llamadas y con la precariedad de los medios de transporte.

El siguiente tramo consiste en el arreglo de una apisonadora, volviendo a la base de Pepe Gotera y Otilio, tanto en ideas, viñetas como en diálogos que suponen un calco casi literal. El agujero en el techo, el reloj destrozado, los golpes en la cara con la apisonadora e incluso algún diálogo de los secundarios han sido extraídos sin contemplaciones de las historietas de los chapuzas. Por último, el episodio final, de cuatro páginas, culmina con insulsos chistes en torno a una moto sin frenos que acaba agrediendo a la policía en repetidas ocasiones, con lo que Tato y Clodoveo terminan en la cárcel, dando así por finalizado el negociete de los protagonistas.







Insistimos en que, aunque este álbum esté en general bien valorado, lo cierto es que supone una temprana pérdida de la esencia de los nuevos personajes de Ibáñez. Así, Clodoveo se transforma aquí menos que en las historietas anteriores y solo en alguna ocasión parece que el autor se ha acordado de esta cualidad de su personaje, intentando explotarla en varias páginas seguidas. Del mismo modo, Tato parece estar mucho mejor de la vista, pues solo en ocasiones puntuales cae en las confusiones visuales que lo caracterizaban anteriormente. Por su parte, Chicha empieza aquí a perder protagonismo, así como algunos rasgos como su afán desmedido por “la marcha” (más atenuado ahora) y los imprevisibles objetos que podían ir apareciendo de su bolso. En cuanto a Salmoneto, ni siquiera aparece, a no ser que sea él el gato que aparece en la página quinta del álbum.

Desde el punto de vista gráfico, la factura es buena, y el coloreado por acuarela (será la última historieta con esta característica) contribuye al resultado final positivo. Sin embargo, el estilo no parece ser totalmente de Ibáñez. Es más, diríase que hay dos manos (ninguna la del maestro) que se alternan en el dibujo de personajes. Aunque muy hábiles a ratos, el calco literal de viñetas anteriores, ciertas expresiones, la simplicidad de algunos personajes, el “Mortadelo” colgado en la pared, etc., nos dicen que Ibáñez no dibujó esta historieta. Solo ofrece duda la segunda mitad de la plancha segunda, en la que además de un título bastante atractivo de diseño, hay una secuencia en la que se suceden las transformaciones de Clodoveo, tal vez lo más atractivo gráficamente de la historia. No es descartable que Ibáñez mismo realizara esa parte importante del álbum.

En cuanto al guion, parece poco propio de Ibáñez ir rastreando literalmente en su obra anterior para buscar situaciones exactas, al menos de una forma tan burda y mecánica. Parece más un trabajo de equipo en el que se han ido “recortando y pegando” escenas que pueden rellenar los distintos episodios. Sí es probable que la idea general, muy básica, por cierto, sea de Ibáñez, pero el desarrollo parece más una labor de su grupo de ayudantes. Hay, no obstante, un esfuerzo desigual para que el producto parezca obra del autor catalán, con sus referencias a la política del momento (Santiago Carrillo) o a tópicos recurrentes como la avanzada edad de Raf (aludida en dos ocasiones).

Lamentablemente, este álbum, aunque pueda resultar entretenido, supone una involución en la historia de Chicha, Tato y Clodoveo, que pasan a convertirse en unos Pepe Gotera y Otilio con defectos ocasionales de vista (Rompetechos) y capacidad de transformación (Mortadelo) y, lo que es peor, con gags literalmente sacados de su obra anterior. Una lástima que Ibáñez no aprovechara la nueva etapa de su carrera para hacer algo nuevo y volviera sobre sus pasos para mirar otra vez hacia su propio universo, ya algo desgastado en ciertos aspectos.









































12 comentarios:

Bigotito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Bigotito dijo...

- Yo como NUNCA he visto un comic de estos tres simpaticos personajes como que no puedo aportar mucha critica a ellos , parecen majos ( como lo fue Tete Cokete ) pero el tiempo como que pierde a los personajes . Oye, ¿ no sabrás cuando echarán el Super Humor 46 ? , según Victor1988 sera sobre " Chicha , Tato y Clodoveo ?....XD. SAludos.

Chespiro dijo...

Ya está en la calle, Bigotito. Gracias por el comentario.

Oscar+AB dijo...

Es curioso que se basen tanto en un personaje concreto como Pepe Gotera y Otilio. ¡Buen ojo!

Raw dijo...

Digamos que vienen a ser un refrito de Mortadelo y Filemón (misiones, peleas por la incompetencia de alguien y un personaje ejerciendo de Súper), Pepe Gotera y Otilio, Rompetechos y a veces hasta gags propios de Sacarino de 3 personajes. Ayer me compré el super humor porque pienso que valía la pena.

Me ha gustado mucho tu post, chespirot y las referencias de las viñetas son muy claras en cuanto al copia y pega de esta etapa, muy extendido en aquel momento.

Chespiro dijo...

Gracias por lo comentarios, amiguetes. En el fondo, no deja de ser lamentable el Corta y pega tan descarado.

Bigotito dijo...

- Yo tambien me he comprado el super humor de Chicha , Tato y Clodoveo , la verdad es que son unos personajes simples y muy muy carismaticos ( por lo que es una pena que Inañez no los halla vuelto a destacar) . El comic que mencionas en la entrada esta simpatico , si , recuerda gags clasicos , pero bueno , como se dice " nadie es perfecto " ... . Chespiro , ¿ es verdad que solo hay 6 comics de estos tres personajes o hay más ? ( hombre , esta bien que pongan los 6 comics , pero hubiese molado ver las portadas mas chulas del trio como ocurrio en el super humor de Sacarino). SAludos.

Chespiro dijo...

Hubo más historietas, Bigotito. Lo que ocurre es que solo algunas se recopilaron en formato álbum. Otras se quedaron para siempre en la Revista Guay. Estas últimas eran más negras que de costumbre.

ElRinconDelTaradete dijo...

Increible analisis. De todas formas esta muy bien que se edite nuevamente a estos personajes. Las nuevas generaciones lectoras de Mortadelo merecian tener la oportunidad de conocerlos!!A mi las primeras historietas de estos tres me gustaron en su dia, sin ser claro un experto en las historietas de Ibañez.

Chespiro dijo...

Jaja, y a falta de un editorial sólido de estos personajes, que sirvan estas palabrejas que aquí les dedicamos.

maginelmago dijo...

Comparaciones pertinentes y muy bien buscadas.

Chespiro dijo...

Gracias, amigo Magín.
Inquietantes comparaciones.