Mucho se ha comentado en los últimos años acerca de los "plagios" o "inspiraciones" que usó Ibáñez a la hora de realizar sus historietas (Franquin, Vázquez, etc.), sin embargo, se ha hablado menos del legado que nuestro autor dejó a generaciones posteriores o incluso a otros dibujante coetáneos. Una huella indeleble sin la cual no se entendería la historia del cómic español y que muchos se han empeñado en silenciar o, al menos, desdeñar.
Sin ir más lejos, presentamos aquí un ejemplo de la influencia directa de Ibáñez en otro de sus compañeros de Bruguera, Enrich. Así pues, se observa la innegable deuda que la historieta de Crispín publicada en Din Dan Extra de verano de 1969 mantiene con la que se ha venido enseñando como la primera página publicada de Rompetechos, que data del seis de abril de 1964.
Cinco años después, Enrich se basa en la historieta de Ibáñez para componer su página de Crispín. Los paralelismos resultan evidentes.
Así, en ambas historietas, vemos a un entusiasmado protagonista que acude a su primer día como vendedor de cremas bronceadoras, con unas viñetas explicativas que coinciden casi punto por punto. También la entrega del maletín de trabajo y la propia fisonomía del jefe en cuestión es similar en las dos páginas, incluido el hecho de desearle suerte al vendedor novel.
Acto seguido, el neófito empleado procede a vender puerta por puerta sus productos. Si hasta aquí alguien pudiera pensar que tales paralelismos son puramente casuales, la idea desaparece cuando se observa en ambas historietas el excepcional cameo de Panchita, la mucama del Profesor Tragacanto, de Martz-Schmidt. El papel de la entrañable negrita es el mismo en ambas historias: indignarse ante la paradoja de que intenten venderle un bronceador, dado su color de piel.
El siguiente gag también es paralelo, aunque con una ligera variante. Mientras que en la historieta de Ibáñez, el protagonista aprieta el ojo de un perro confundiéndolo con un timbre, en la de Enrich el personaje toca literalmente las narices del típico brutote brugueriano, en ambos casos con fatales consecuencias.
Aquí terminan los paralelismos entre ambas historietas (que no son pocos, para ser de una página cada una), pues el remate final es distinto en ambos autores. Sin embargo, parece clara la influencia de la de Ibáñez sobre la de Enrich.
Y es que no hay que olvidar que otros de los factores del éxito del autor de Rompetechos es la hábil utilización de las influencias ajenas para crear algo nuevo, impactante de cara al lector, y sobre todo, humorísticamente eficaz. No ocurre lo mismo en el caso de Enrich, dibujante correcto y de trazo amable que quizás pecó de no imponer un estilo propio, de manera que sus obras se enmarcan fácilmente dentro del estándar, sin destacar ni positiva ni negativamente.
Probablemente este autor fuera obligado a seguir la estela de Ibáñez, práctica muy habitual en la casa, y que se llevaría al exceso en la década siguiente, pero esto no quita que la realización de Enrich sea una pálida sombra de su referente, lejos de la impronta personal que Ibáñez supo imprimir ante sus múltiples y conocidas influencias.No se trata, por supuesto, de desprestigiar al autor de Crispín, sino de reivindicar, aunque sea por contraste, el talento natural de Francisco Ibáñez, incluso a la hora de recibir y asimilar rasgos ajenos, empresa de la que no todo el mundo sale de forma tan airosa.
10 comentarios:
Y sin contar la influencia a miles y miles de aficionados y semi-profesionales que imitan (o copian) su estilo para realizar los dibujos de alguna hamburgueseria, hoja informativa, panfleto, etc.
Cierto, don guri, a veces para copiar a un simple pájaro o un can.
Curioso hallazgo, Chespiro. Enrich siempre me pareció un poco soseras, pero no deja de ser un profesional en lo suyo.
Saludos.
Me temo que yo soy uno de esos seudoaficionados que a veces se ha inspirado en Ibáñez...y no me duelen prendas en reconocerlo. Al fin y al cabo, hay que mirarse en los mejores, ¿no? Jeje.
Estoy de acuerdo con lo dicho por Mortadelón con respecto a Enrich. Le faltaba chispa a sus dibujos,por otra parte correctos.
Ibañez en sus comienzos era un joven con mentalidad para imaginar personajes pero no para imaginarse situasiones o acciones de la escena ( supongo). A por cierto señor Mortadeloyalgomas, ¿no ha pensado en dedicar un blog al personaje del Director General ( en mi opinion , deberia ser en secundon a la altura de Juan Carlos de Inglaterra.
Bienvenido, Bigotito. Algo hay en el blog dedicado al director general, concretamente en el mes de noviembre de 2007, aunque enfocado desde la óptica de Casanyes.
Un buen hallazgo. Me falta la intrahistoria: ¿cómo te diste cuenta de que esas dos historietas eran "la misma"?
Puedes hallar algún otro ejemplo con Kala-bacín de Damasco, en la segunda mitad de los ochenta.
Le agradezco mucho la informacion y el saludo ,( yo ya le he puesto en mis links en mi pagina, haber si usted cuando pueda me pone tambien como uno de sus links ). Y ahora me gustaria preguntarle otra cosilla, ¿ usted cree que en un futuro ( espero que sea ) proximo, Ibañez lleve a Mortadelo y Filemon a Las Islas Canarias a realizar una mision?
Amigo Magín, el darme cuenta fue tan sencillo como encontrar la segunda historieta,la de Enrich, en el citado Din Dan. No obstante, fue la presencia de Panchita la que desató la chispa. Respecto a la de Kala-Bacín, conozco al personaje, pero no sé a qué te refieres exactamente.
Bigotito, si me habla de usted me obliga a hacer lo propio, jeje. Mejor de tú. No sé si ya lo tengo entre mis links, ahora lo comprobaré. De no ser así, procedo de inmediato.
Mortadelo y Filemón en Canarias...no tengo noticias de que Ibáñez los vaya a llevar por allí, aunque todo se puede esperar del maestro, sobre todo si tenemos en cuenta que sus personajes ya han visitado medio mundo.
Bueno puede que le copien, pero para mi gusto, el dibujo de Ibañez es mucho mejor.
Sin duda alguna, estoy de acuerdo.
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