sábado, 15 de septiembre de 2007

EL PREBOSTE DE SEGURIDAD


La presente historieta fue una de las últimas del autor en Bruguera, por lo que podemos fijar su fecha de publicación en 1985. Por esta época, las relaciones de Ibáñez con el gigante editorial estaban ya muy deterioradas (no se haría esperar mucho su marcha a Grijalbo), circunstancia que puede haber influido en el álbum. Así, El preboste de seguridad presenta una característica única: es una historia de 45 páginas, en lugar de las 44 tradicionales. Curiosamente, a partir de la página 24, el transcurso de la historieta se interrumpe con una página extra (que haría el número 25 aunque la serialización empezó desde el 1) que ostenta el título de “Los Mandaos”.

En realidad, se trata de una plancha redundante y totalmente prescindible, pues en ella se vuelve a encomendar a los agentes de la T.I.A. la misma misión que se les encarga al comienzo del álbum: ponerse a completa disposición del preboste de seguridad para ayudarle a acabar con la delincuencia. Miguel Fernández Soto, en su libro, plantea la posibilidad de que esta innecesaria división tenga que ver con la irregularidad de la publicación de la historieta, aunque no tenemos pruebas fehacientes al respecto. Dadas las fechas en que nos movemos, no podemos descartar que dicha irregularidad estuviera relacionada con las tensiones internas entre el dibujante y la editorial. No obstante, Ibáñez, consciente del carácter prescindible de esta página “adicional”, la diseñó de forma que no tuviera continuidad con la inmediatamente posterior, para que no estorbara la lectura final de la obra en caso de que se suprimiera. Las ediciones actuales conservan esta rareza, de manera que el cuarto episodio de esta aventura tiene dos “entradillas” y nueve páginas.

El argumento, ya expuesto, no reviste ninguna complejidad: el Súper envía a Mortadelo y Filemón para que se pongan a merced del preboste de seguridad, dado el alto índice de criminalidad del país. Por tanto, el Superintendente de la T.I.A. desaparece parcialmente del mapa y su rol será ocupado por el susodicho preboste, que encargará a Mortadelo y Filemón las misiones más diversas. Para exponerlas, resulta conveniente plantear la estructura del álbum. Como es común en esta época, la división inicial sería la de 4 capítulos de ocho páginas cada uno y 2 de seis (no incidiremos en el tema de la página “extra”).

El primer capítulo es, como de costumbre, una primera toma de contacto con la misión. Aquí se producen los primeros descalabros entre el preboste de seguridad y nuestros agentes, anticipando la suerte que el diminuto personaje correrá durante el transcurso de la historieta. En el segundo episodio, el preboste encarga a los agentes que se introduzcan en la guarida de Salustio “El Metralla”, un peligroso delincuente, para buscar pruebas que lo conduzcan a prisión. La idea de los agentes de la T.I.A. infiltrados entre el enemigo para desbaratar sus planes ya ha sido desarrollada en álbumes enteros, como Objetivo: eliminar al “Rana” (1976) o Billy el “Horrendo”. En esta ocasión nos encontramos con la originalidad de que únicamente es Mortadelo el que se adentra en la guarida del malhechor, lo cual no será óbice para que Filemón continúe siendo la víctima de todo lo malo que ocurra en el episodio.

En el tercer capítulo, Mortadelo y Filemón serán los encargados de garantizar la seguridad del preboste durante una conferencia de prensa. La calidad humorística de este episodio es tal que merece un comentario aparte. En nuestra opinión, tanto éste como el siguiente capítulo constituyen el punto álgido del álbum. Este cuarto episodio sigue aparentemente un esquema más tradicional: el preboste manda a los agentes a detener al traficante Rocky Boñigo. Sin embargo, frente a lo que podría ser el clásico capitulillo de “persecución del caco”, lo que cobra aquí importancia son unos pitillos que disparan dardos que provocan un tembleque descomunal en quienes los reciben. Aunque no se indica la procedencia de este invento (extrañaría que fuera del Bacterio, pues los agentes lo prueban voluntariamente), no cabe duda de que da pie a unos excelentes gags que dotan de más movimiento, si cabe, a las páginas de Ibáñez.

El desarrollo de los dos últimos episodios es más convencional. En el quinto, tienen que encargarse de que el encuentro entre el preboste y el subsecretario de presidencia de los Estados Juntitos sea un éxito. Se combinan aquí los gags relacionados con el “quedar bien” delante de alguien importante (servirle la sopa, ofrecerle el abrigo) con los que tienen que ver con la protección de alguna personalidad, quedando poco definido el proyecto del autor. Menos inspirado resulta el capítulo final, en el que Mortadelo y Filemón diseñan una serie de trampas contra los posibles espías que puedan perjudicar al preboste. El resultado es predecible: la falta de coordinación de los agentes hará que el remedio sea peor que la enfermedad, por lo que el personajillo que da título al álbum acabará en un triturador de basuras. Con esto, las aspiraciones políticas del preboste quedan frustradas definitivamente.






A pesar de este final algo precipitado, el nivel de la historia es bastante alto, tanto en el guión como en el dibujo. En este aspecto, destacamos el mejor acabado de las tintas a partir de la página 25. Desde el punto de vista de los gags, encontramos en El preboste de seguridad grandes dosis de diversión. Desde el delirante juicio inicial (con recursos que serán utilizados en El jurado popular [1995]), la avalancha de carcajadas está garantizada. La infiltración de Mortadelo en la guarida de los delincuentes brinda grandes momentos, al igual que los cigarrillos- dardos. Sin embargo, el capítulo estrella del álbum será el tercero: la conferencia de prensa del preboste, involuntariamente saboteada por la actuación de los agentes.

Las “verdades” políticas lanzadas por el preboste desde su podio se verán desmanteladas por la desafortunada aparición de Mortadelo y Filemón en el momento más inadecuado. Así, por ejemplo, cuando el preboste garantiza una mayor seguridad penitenciaria, Mortadelo aparece recorriendo el estrado vestido de carcelario “a la fuga”. El desbarajuste creado por los agentes en la cabina de proyección hace que las cintas preparadas para el discurso del preboste se mezclen con las del preboste de agricultura, de forma que las imágenes del almuerzo “con los altos dignatarios de las Naciones Unidas” que anuncia el político corresponden a la de una piara de cerdos remojando el hocico en el fango.

Aunque el planteamiento de este episodio no sea del todo novedoso (hay una historieta corta de los setenta con un esquema parecido), no cabe duda de que nos encontramos aquí ante uno de los recursos humorísticos más afortunados de la carrera de Ibáñez (curiosamente, no demasiado utilizado). Las carcajadas de los asistentes a la rueda de prensa contagian al lector (de forma mucho más sutil que las risas “enlatadas” de las series de TV) y refuerzan la humillación del protagonista. Dichos asistentes son, como nosotros, meros espectadores de lo que está ocurriendo en el escenario y comparten con el lector el placer de ver ridiculizado al minúsculo preboste.

A través de estas escenas aparentemente inocuas, Ibáñez expone su escéptica consideración del mundo de la política, cuyas mentiras quedan en evidencia ante el más mínimo contraste con la realidad. Dicho esto, no cabe duda de que una de las mejores maneras de reflejar la realidad es a través del prisma del humor, que desmorona falacias políticas con una inocencia sólo comparable a la inconsciencia de nuestros personajes en esta escena.

En general, el mundo de la política sale muy mal parado en este álbum. El mismo preboste es un personajillo pretencioso cuyas intenciones no son claras, pues lo que lo mueve a actuar no es la seguridad de los ciudadanos, sino su ambición de llegar a la presidencia. Desde su primera aparición en el 37º Congreso Anual del S.A.P.O (Sarao Arrabalero Popular Obrero), claro trasunto del PSOE (incluso en el símbolo), aparece como un ser miserable que falsea datos ante la prensa mientras fuma y bebe puros con sus colegas, eso sí, todo “por cuenta de la casa” (página 3). Incluso se le compara con el deleznable Iznogud, una de las estrellas del cómic franco-belga, con guiones de Goscinny y textos de Tabary. La famosa frase del intrigante visir “Quiero ser califa en lugar del califa” es parodiada aquí en boca del preboste, que anhela ser “presidente en lugar del presidente” ante la atónita mirada de Dilath Larath, el subordinado de Iznogud (pág. 3). No es frecuente en la producción de Ibáñez incluir personajes del cómic europeo contemporáneo, de ahí la singularidad de esta aparición.

Por su parte, el secretario del preboste no es más agradable y sirve de hilo conductor en las “entradillas” de los episodios, en las que siempre queda maltrecho a la hora de convocar a Mortadelo y Filemón. Esta figura del subalterno desagradable y mezquino, poderoso pero inferior a otro mandamás con más poder que él, es especialmente maltratada en la obra de Ibáñez (véase el delegado Pirindólez de Los Ángeles 84 [1984] o el mismo “Dire” de Sacarino).

La caracterización del mundo de la política que Ibáñez hace en este álbum hay que contextualizarla en su momento histórico. Después de la Transición y de la monumental victoria electoral del PSOE en las elecciones de 1982, se pasó progresivamente de la ilusión post-dictatorial al desengaño. La lúcida y escéptica mirada que se lanza sobre el mundillo político en este álbum es un fiel reflejo del estado anímico del país. Tras muchos años de dictadura, Ibáñez puede ahora reflejar la inseguridad ciudadana, como hace en la monumental primera viñeta de la página 2 (remedo mejorado de una parecida del álbum La gente de Vicente [1979]).También se refleja la ineficacia del poder judicial (página 1), la prensa crispante y agresiva (el periódico de la página 16) e incluso la falta de honestidad de un alto mandatario como es el propio Superintendente de la T.IA., que manda a proteger al preboste a sus dos peores agentes porque él pertenece a otro partido político: la R.A.N.A (Rugido Apocalíptico Nuclear Apabullante).

Vemos, pues, que en este álbum se empieza a plasmar la desgarradora y cínica visión que Ibáñez tiene de la política, algo que será el hilo conducto de su obra a partir de la década de los 90. Sin embargo, todavía en esta historieta los referentes reales, aunque fácilmente reconocibles, no son obvios. No se cae en la caricatura fácil del político del momento, sino que se crea en este pequeño preboste un arquetipo válido para cualquier época y país. Si bien es cierto que las referencias explícitas a la política inmediata han garantizado la comercialidad de la obra de Ibáñez en los últimos quince años, hace tiempo que nos hemos distanciado parcialmente de la elegancia y universalidad de esa maravillosa sátira que es El preboste de seguridad.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la entrada, como de costumbre muy interesante.

Acerca de este álbum, recuerdo que hace tiempo Wayne Campbell nos comentó en el foro de la TIA que en Alemania se publicó completo en 1986, antes que en España, aunque sin la famosa página 25:
http://www.elforo.de/latiacomforo/viewtopic.php?t=1185

Además, la edición alemana lleva una portada adecuada a la historia, y no como la edición española, cuya portada corresponde en realidad a un álbum alemán de "13 Rue del Percebe" con dos personajes cambiados por Mortadelo y Filemón:
http://img160.imageshack.us/img160/6461/ausgeflippt5bfc0.jpg

Chespiro dijo...

Pues no recordaba esos datos. Gracias por refrescarnos la memoria, Señor Ogro.
La verdad es que no extraña, porque el álbum salió a la luz en pleno conflicto editorial.

Kaximpo dijo...

Y la portada alemana está basada a su vez en otra original de Ibáñez para "13, Rue", ¿no?
En la colección actual de Olé!, el nº20.
http://tienda.dreamers.com/imagenes/47567.jpg

Chespiro dijo...

Supongo que te refieres a la portada alemana de 13, Rue, ¿no?
En muchos casos se corresponde con su correlato español, aunque ya sabemos que viajando por la faceta más internacional de Ibáñez a veces nos encontramos con portadas casi desconocidas en nuestro país.

Anónimo dijo...

Cierto, Kaximpo, buena observación. Por cierto, esa portada que mencionas también fue aprovechada para otro número de la edición alemana:
http://img123.imageshack.us/img123/7596/ausgeflippt1bxm0.jpg

La edición alemana de "13 Rue del Percebe" tiene 10 portadas firmadas por Ibáñez, y efectivamente algunas son desconocidas en España.

Chespiro dijo...

Uy, uy...pues ese material sería interesante de ver.

Anónimo dijo...

Aquí pueden verse todas las portadas de "13 Rue del Percebe" en pequeñito (como puede verse, sólo las 10 primeras son de Ibáñez). Si te interesa verlas en grande, tengo toda la colección. ;-)
http://www.cleverundsmart-online.de/fisch2.htm

Chespiro dijo...

Pues muchas gracias. Corriendo voy a ver el link.
Muy buena esa página alemana.

viagra online dijo...

Es algo sensacional, me encanta las verdades que se reflejan en estas caricaturas, que a simple vista parecen cero graciosas, pero si estamos inmersos en el contexto, podemos hallar mucha satirica y gracia de la buena.

safemeds dijo...

A mí me gusta mucho lo que es la historia detrás de una obra, en especial si es un libro o historieta, como los eventos influenciaron a que se llevara la literatura a luz pública.

Anónimo dijo...

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