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domingo, 29 de noviembre de 2009
FRANCISCO IBÁÑEZ. PREMIOS INFANCIA

domingo, 22 de noviembre de 2009
UN PASEO POR EL MUSEO IBÁÑEZ
Comenzamos con un clásico entre los clásicos, una obra que no podía faltar en nuestra colección. Se trata de La Mona Lisa (1503-1505) de Leonardo Da Vinci (1452- 1519). La pueden observar en el reciente álbum ¡En la luna! (2008).

A modo de complemento, recordaremos que también José Escobar retrató esta famosa obra en el álbum de Zipi y Zape El tonel del tiempo (1971). Lo mismo podemos decir de la peculiar versión de La Gioconda que Albert Uderzo incluyó en El libro de oro de Astérix (2009).
Una sección propia merecen tener los cuadros relativos al descubrimiento de América, que aparecen en el álbum El quinto centenario (1992), en el que Ibáñez reproduce algunas de las iconografías más caracteríticas del acontecimiento que habría de cambiar la historia.

Las viñetas, referidas al desembarco y a la presentación de los aborígenes a los Reyes católicos, pueden partir de obras y grabados como los siguientes:


Iconografía que también inspiró al gran Jan para el álbum de Superlópez Los ladrones de Ozono (1992):


Y pasamos a continuación a la sala dedicada al Greco, o Doménikos Thetokópoulos (1541-1614), que cuenta con dos versiones del famoso "Caballero con la mano en el pecho" (1580), una homónina, que aparece en la historieta corta de 1990 El sumo y otra titulada "El caballero de la mano en el techo", que encontramos en Esos kilitos malditos (1997).





Siguiendo con los autores del extranjero ese, le toca el turno a Rembrandt (1606- 1669), cuya Lección de Anatomía fue versionada, a través de Ibáñez, por el maestro Escobar (huy, qué lío) en Historia corta y discreta del genio de la historieta, anécdota de dos páginas hecha a mayor gloria del padre de Carpanta:


Esta misma obra inspiró a otro grande del cómic europeo, como es Albert Uderzo, quien la parodió en el álbum de Astérix El adivino (1972).

También Velázquez ha sido versionado, aunque esta vez se trata de una fotografía recortada que nos da una idea del talento pictórico del Superintendente Vicente en La elasticina (1980):


Y volviendo a las glorias patrias, ¿quién no recuerda La maja vestida...con traje de astronauta, de Timazo al canto (1994), de Goya (1746-1828)?:


Por no hablar de Los fusilamientos del 3 de mayo (1814), que cobran importancia en la portada de ¡El dos de mayo! (2008), así como en esta viñeta interior:

Después de lo dicho...¿Les sigue pareciendo justo que no dejaran a Ibáñez colgar sus "Mininas" al lado de las "Meninas" de Velázquez?
¡Hombre, por favor!

domingo, 15 de noviembre de 2009
CHICHA, TATO Y CLODOVEO: EL CACHARRO FANTÁSTICO (1987)

Centrándonos en el álbum, diremos que supone un paso atrás con respecto a la calidad de la emergente nueva serie de Ibáñez, tanto por el coloreado, que deja de ser manual, como por el dibujo, que recae, al menos, en dos personas diferentes sin que ninguna de ellas sea Ibáñez. También desde el punto de vista argumental el álbum cae en la atonía, como veremos a continuación, cuando expongamos su desarrollo.
El primer episodio de seis páginas se inicia con una macroviñeta que ocupa doble página en la que el autor traza un panorama de ese ambiente picaresco al que estamos tan acostumbrados los hispanos, haciendo, como es normal en la serie, de la cola del paro de Chicha, Tato y Clodoveo, un auténtico patio de Monipodio en el que alzan su voz los golfos y buscavidas. Rastreamos por primera vez en la obra de Ibáñez el chiste de “me doblo el pito”, jugando burdamente con el doble sentido del argot del dominó. Uno de los chistes más repetidos en los últimos años por el autor. Cabe destacar también la presencia de Mortadelo y Filemón trabajando como limpiaparabrisas en un momento en que Ibáñez no podía usar a sus dos personajes más célebres, al estar en propiedad de Bruguera.
En el segundo episodio tendrán que proteger al avejentado Fred Astaviento de Regüéldez “El aplastador”. Al esquema de proteger lamentablemente a alguien le sumamos el añadido del vehículo, lo cual nos recordará al anciano de El cochecito leré y al que habrá de v
enir en El SOE (1992). También el gag de hacer que el protegido choque contra la pared en lugar de hacerlo pasar por la puerta cuando lo llevan entre dos parece extraído de Los invasores. Por lo demás, el capítulo es una sucesión de desgracias acumulativas que acaban con la búsqueda del trío protagonista, que se oculta de las iras de su jefe. En la tercera parte, Chicha, Tato y Clodoveo habrán de transportar un explosivo que puede hacer volar la ciudad. Las muestras de histerismo ante una posible explosión a causa del objeto en cuestión las vimos ya en historietas como ¡A las armas! (1974), Misión de perros (1976), Contrabando (1978) y en la historieta corta Un chorizo explosivo (Super Pulgarcito 12), de los agentes de la TIA. El martillo protector del coche parece sacado de El Superbólido. El capítulo contiene alguna referencia inocua a la enfermedad que habría de marcar la década de los ochenta, el sida.
ar a Staforrat recuerda a Testigo de cargo (1984). Algunos chistes sobre la antropofagia de la gente de color conecta a esta historieta con El cochecito leré, sin dejar de guardar paralelismos (por la confusión en la carnicería) con EL SOE, uno de los álbumes más conectados al que estamos analizando.En el quinto capítulo vemos los intentos de Guido Majara (una suerte de profesor Bacterio majareta) por intentar hacer volar el cacharro fantástico. Los intentos de hacer volar en una azotea nos recuerdan a la historieta corta Asalto a la azotea (Super Pulgarcito, nº 43) y a las venideras La Mier (1999) y Prohibido fumar (2004), así como, en un sentido más genérico a la historieta corta El Mortadelillo volante (Super Pulgarcito nº 47), todas de Mortadelo y Filemón. En el sexto episodio, y tras chafarle al jefe una reliquia “con más antigüedad que Raf”, deben proteger a doña Críspula del Melictou, prototipo de viejecita terrible, al modo de La abuelita Paz de Vázquez y con algo de Rompetechos. A lo largo de su carrera, también Mortadelo y Filemón se las han tenido que ver con señoras así en álbumes como ¡A la caza del cuadro! (1971), Concurso-Oposición (1975), El caso del calcetín (1976), Contrabando, Testigo de cargo, Timazo al canto (1994),El jurado popular (1995), Su vida privada (1998), De los 80 p´arriba (1999) y Misión Triunfo, entre otras. Por supuesto, los perjuicios que la anciana hará pasar al trío requerirán aquí también su justa venganza.
El último episodio, de cuatro páginas, hasta completar las 46, narra el transporte de un explosivo hasta un laboratorio nuclear. Ibáñez se quita de en medio a Tato y Chicha y convierte la historieta en una sucesión de anécdotas duales protagonizadas por Clodoveo y su jefe, que quiere probar el coche. Los gags basados en la cutrez del mismo empiezan a agotarse en un episodio que culmina con una explosión y un despido fulminante. De este capítulo está sacada la idea de la portada para la edición en tapa dura del álbum.Como hemos dicho anteriormente, esta historieta supone un descenso de la calidad de los álbumes del trío de parados, que en lugar de afianzarse con características propias, pasan a desarrollar misiones propias de Mortadelo y Filemón en la TIA. Al mismo tiempo, pierde también las referencias de sus primeros álbumes, como la mala vista de Tato, el transformismo de Clodoveo o el hiperbólico contenido del bolso de Chicha. La presencia del gato Salmoneto es meramente testimonial. Aunque no encontramos situaciones tan calcadas de álbumes anteriores como ocurrió en El negociete, lo cierto es que todo en El cacharro fantástico suena a visto y, en ocasiones, a agotado.
domingo, 8 de noviembre de 2009
ENTREVISTA A EMILIO GAVIRA (ROMPETECHOS)
Emilio Gavira nació en Fuengirola (Málaga), pero desde muy temprana edad se trasladó a Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Cantante de ópera y actor de teatro, cine y televisión, Emilio Gavira tiene en su haber películas tan exitosas como El milagro de P.Tinto y Camino, ambas de Javier Fesser. Destaca en este sentido también su actuación protagonista en el corto El Gran Zambini. En teatro, ha interpretado textos de autores como Francisco Nieva o Valle-Inclán. Recientemente ha participado en la ópera de Rossini La italiana en Argel, que lo trajo a la ciudad de Córdoba, donde pude contactar con él y tener unas palabras acerca de su interpretación de Rompetechos en las cintas La gran aventura de Mortadelo y Filemón (Javier Fesser) y Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la tierra (Miguel Bardem), así como en la puesta en escena El fantoche de la Opereta. Papel que le ha hecho ocupar un puesto de honor en el universo de Ibáñez y por el cual ahora le entrevistamos.-. ¿Se puede decir que El milagro de P. Tinto fue su gran salto a la popularidad?
-.¿Cómo fue que Javier Fesser le escogió para interpretar a Rompetechos en su primera película?
-. ¿Había leído usted previamente las historietas de Rompetechos, antes de que empezara toda esta historia de la película?
-. ¿No es una responsabilidad muy grande darle forma y voz a un personaje que, por aquel tiempo, llevaba en el inconsciente colectivo de los españoles más de cuatro décadas?
Sí, pero cuando te dan la oportunidad, relees y el personaje te sugiere cosas. El carácter del personaje te lo da el mismo cómic.

-. Y la responsabilidad es doble si tenemos en cuenta que, además, es el personaje favorito de Ibáñez. ¿Conocía usted ese dato?
-. ¿Cómo se preparó el personaje? ¿Tuvo que devorar muchos tebeos para interpretarlo?
Sí, yo ya lo había leído. Pero una cosa es hacerlo por diversión y otra para recrear al personaje. Tengo las historietas llenas de notas. También busqué las historias de Mortadelo y Filemón donde aparecía Rompetechos.
-. ¿Qué le gusta de Rompetechos? ¿Se parece en algo a usted?
Parecernos, en la estatura. Del personaje me gusta la libertad que te da. El hecho de no ver le permite montarse su propia película.
-. En la película de Fesser el personaje aparece caracterizado como un fascista, cualidad que se atenúa en la obra de Bardem. ¿Qué opina usted de dicha caracterización? Hubo sectores que la criticaron duramente.
-. Un hecho innegable es que la primera película de Mortadelo y Filemón es una de las más taquilleras de la historia del cine español. ¿Se esperaba este éxito? ¿A qué lo atribuye?
Siempre confías en el éxito, aunque quizás no tan grande. Yo creo que se debió a que la película está muy bien hecha y a que en Pendelton supieron vender muy bien el producto.
-. ¿Cómo fue la convivencia con sus compañeros durante el rodaje? ¿Cómo fue la experiencia de compartir escena con Benito Pocino, Pepe Viyuela, Berta Ojea, Mariano Venancio, etc? ¿Guarda algún recuerdo especial de alguno de ellos?
-. ¿Nos podría contar alguna anécdota simpática del rodaje de algunas de las películas de Mortadelo y Filemón?
-. ¿Ha tenido la oportunidad de conocer personalmente a Ibáñez? ¿Cómo fue?
-. Cuéntenos algo del musical sobre Mortadelo y Filemón.
-. Por último, ¿hay posibilidad de una tercera entrega de las aventuras de Mortadelo y Filemón para el cine?
Estas son algunas de las preguntas a las que, gentilmente, me respondió Emilio Gavira, al que quiero agradecer desde aquí nuevamente su amabilidad, su tiempo y su atención. Además, me parece justo recalcar que, al margen de las anécdotas ibañezcas, tuve la oportunidad de descubrir en este actor a un excelente conversador, con el que se puede hablar de temas muy diversos e interesantes.
domingo, 1 de noviembre de 2009
LA MUERTE DE MORTADELO Y FILEMÓN
Esta semana, por ser hoy Día de Difuntos, trataremos un tema tétrico: la muerte.Muchos nos preguntamos durante años el porqué del pesimismo vital de Mortadelo y Filemón si, al fin y al cabo, y por más cosas que les pasaran, nunca morían. Podían ser devorados por una fiera salvaje, caer de un noveno piso o ser víctimas de una explosión nuclear, que todo se saldaría con un par de chichones, la ropa hecha jirones y el cuerpo ennegrecido tras la explosión, pero nunca morirían.
Pero la cosa cambió a partir de 2007, pues por primera vez asistimos a la defunción real de nuestros agentes (diferente de la muerte soñada en Va la TIA y se pone al día-1989). Paradójicamente, y con todo lo que han pasado nuestros pobres personajes, el motivo de su muerte no es otra cosa que la paliza de un bestiajo que se hace pasar por pitonisa (menudencias, futesas, para lo que ellos han aguantado en otras ocasiones).
Mas no se preocupen, amigos, pues nuestros entrañables personajes fueron resucitados por Bernabé de Antioquía (desde ahora, un santo-referente para los amantes de la serie), un fan de Mortadelo y Filemón que hizo el “milagrito”, si bien es cierto que alguna mala lengua dijo que, dado el nivel de ese álbum y de las historietas de la pareja por la época, no hubiera venido mal un periodo de muerte-reflexión para los personajes.
A pesar de que para los fans este momento fue reseñado y reseñable, no nos engañemos, para Ibáñez supuso un gag más y probablemente ni siquiera se acuerde ya de esta anécdota, del mismo modo en que Filemón señala que no quiere volver a hablar de ese capítuolo. Lo único cierto es que Mortadelo y Filemón siguieron (y siguen) vivitos y coleando, sorteando a cuanta fémina se acerque a ellos con malas intenciones, llámese Parca u Ofelia.
